Manuel de Dios Unanue
1943 Camagüey (Cuba)
Nació una familia de ascendencia vasca. Era el mayor de cuatro hermanos y estudió en el colegio de los Jesuitas hasta que, después de la Revolución, emigró al Estado español, en donde permaneció hasta 1967. Viajó, luego, a Puerto Rico, convirtiéndose en asistente del senador Marco Rigau, con quien marchó a Nueva York en 1973. Un año después, Rigau volvió a Puerto Rico, pero Unanue permaneció en Nueva York. En la ciudad estadounidense, Unanue se integró en la diáspora cubana, perteneciendo al movimiento conocido como los dialogueros, que intentaban acercarse a Fidel Castro, en contra de la actividad de los grupos anticastistras.
En 1977 entró de reportero en El Diario, un periódico en castellano editado en Nueva York. Sus encendidos artículos crearon controversia en torno a su persona: para unos trabajaba para la inteligencia cubana, mientras para otros era agente de la CIA. Sus amigos le conocieron en esta época con el sobrenombre de Kamikaze. En 1984 ascendió a editor de El Diario lo que le convirtió en una especie de líder entre los tres millones de hispanos del área de Nueva York.
A partir de entonces, Unanue comenzó a obsesionarse con las conexiones del narcotráfico en EEUU, investigando y publicando numerosos artículos en el periódico que dirigía. Entre 1987 y 1990 tuvo un programa en la emisora WJIT titulado Lo que otros callan, en el que dio salida a sus investigaciones sobre el narcotráfico. Luego se lanzó en la aventura de una revista llamada Cambio XXI y, más tarde, de otra denominada Crimen.
En 1992 Unanue se encontraba investigando un asunto de tráfico de drogas y muertes en el que estaban implicados la CIA, los servicios secretos de Puerto Rico y “autoridades al más alto nivel de los Estados Unidos”. El 11 de marzo de ese año, Unanue estaba en un bar de Queens cuando fue asesinado por un sicario que, según la prensa, trabajaba para el cartel de Cali. The Times señaló que Manuel de Dios Unanue había sido el primer periodista muerto en EEUU por traficantes de drogas. Su caso fue asumido por el CPJ (Commitee to Protect Journalists).