Arendt y Heidegger El exterminio nazi y la destrucción del pensamiento
Hannah Arendt estableció una antítesis radical entre Martin Heidegger y Adolf Eichmann: convirtió al primero en «monarca oculto del reino del pensamiento» mientras que reservó para el teniente coronel de las SS, responsable de la muerte de millones de judíos, el papel de trivial burócrata caracterizado por la «ausencia de pensamiento».
La obra de Martin Heidegger, que en fecha tan tardía como 1953 aún hablaba de la «verdad interna y la grandeza» del movimiento nacionalsocialista, se halla permeada por el nazismo, como demuestra magistralmente Emmanuel Faye. El filósofo de Messkirch no merecía ser salvado de semejante modo; ¿cómo y por qué la gran analista de las dinámicas destructoras del totalitarismo nazi, discípula ella misma de Heidegger, se convirtió en su gran adalid?
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