Arquitectura de las naciones
Es una obra de síntesis siguiendo las huellas de las nacionalidades desde sus orígenes remotos. Es una explosión de conjunto de los elementos que llevan a la madurez de los pueblos, a la comprensión de las diferencias propias sugeridas de la formación de un yo colectivo. Identidad, territorio, idioma y recursos forjan la experiencia colectiva que se recoge en el crisol de la historia.
Según el autor, la historia comenzó con la palabra. El lenguaje oral es la expresión del pensamiento colectivo donde se reconoce el acontecer humano prendido en las propias voces de su discurso. Nuestra lengua milenaria, el euskara, es el fósil que nuestros antepasados nos han dejado, y con el que podemos estudiar y profundizar en la historia del propio tejido de nuestro pueblo: Euskal Herria. Siempre se ha dicho que los vascos no hemos escrito sobre nosotros mismos hasta fechas próximas y que ello limita el conocimiento de nuestra historia, toda vez que lo que hoy sabemos de ella es gracias a lo que otros pueblos han escrito sobre nosotros. Sin quitar su parte de verdad a esta afirmación, el estudio de nuestro propio idioma puede llevarnos a conocer mejor a nuestro pueblo y a recuperar el pensamiento euskaldun, que es lo que nos ha diferenciado durante siglos de los otros pueblos con los que hemos convivido de uno u otra manera.
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