Distintos La larga lucha de los discapacitados para cambiar la historia
Al final de su vida única, Stephen Hawking solo podía mover el párpado de su ojo derecho, pero continuó dando conferencias y renovó una reserva para un vuelo espacial. Doce mil años antes, su antepasado prehistórico Romito 8 había quedado paralizado después de una mala caída y sin embargo pudo vivir y ayudar a otros gracias a lo que todavía le funcionaba: sus dientes. A pesar de lo distantes que estaban uno del otro en el tiempo y el espacio, Hawking y Romito 8 estaban unidos por su amor por la vida, su valentía y su imaginación.
La historia de los discapacitados es larga, marcada en todo el planeta por miles de años de silencio, masacre, salvajismo y abandono, en la que se han sucedido errores científicos, pesadillas religiosas, el maligno perfeccionamiento socialista de la raza o el genocidio nazi de "seres inútiles". Pero también está marcada por figuras extraordinarias: aclamados y deformados emperadores como Claudio; inmensos narradores ciegos como Homero; refinados calígrafos sin brazos como Thomas Schweicker; brillantes pianistas a pesar de la ceguera y el autismo como el esclavo negro Blind Tom; enfermos de poliomielitis como el cuatro veces ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt; artistas capaces de superar miedos ancestrales para mostrar sus discapacidades como Frida Kahlo; enanos gigantes como Antonio Gramsci, Henri Toulouse-Lautrec, el pianista de jazz Michel Petrucciani o Giacomo Leopardi. Por no hablar de los millones de hijos sin nombre de un dios menor que, a pesar de su aterradora condición, fueron capaces –citando al papa Francisco– de "sacar la preciosa caja que tenían dentro" y que contribuyeron a cambiar el mundo.
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