El comunismo libertario Y otras proclamas insurreccionales
La impresionante cifra de difusión (cerca de 100.000 ejemplares en tres años, desde su primera edición en 1933) de El Comunismo Libertario del anarquista Isaac Puente, (oriundo de Bizkaia, pero de práctica política alavesa) ilustra las esperanzas insurreccionales que recorrieron los años de la segunda república española. Unos años en los que la realización del comunismo se vivía como un deber inminente ante la decadencia de la civilización capitalista y su desorden que por no garantizar, no aseguraba ni la propia supervivencia de la población.
El programa sobre el que se asentaría, sería una distribución simple- mente coherente de los recursos, así como la supresión de las castas parasitarias heredadas de un país que había prescindido sólo un siglo antes de la Inquisición. Las bases residirían sobre el Municipio Libre y la asamblea de productores, vehiculada por los sindicatos y federaciones, creandose así una pirámide invertida, donde los gestores respondieran a los dictados y necesidades del común de las gentes. Todo ello sin que el mismo programa fuera nunca más que un avance, adaptable a la fuerza creativa de la población. Pero además era precisa la regeneración del individuo, desde sus facetas más primarias, como la alimentación, la sexualidad y todos aquellos aspectos hurtados al control humano y viciados por años de condicionamiento de la civilización del Estado y el Capital.
Todo estas intenciones, expresadas a través de esta breve selección de artículos de este médico libertario, nos devuelven a una tradición revolucionaria, insurreccional pero con vocación de masas, anarquista pero opuesta al dogma ideológico e integral para con la relación humana con su propio cuerpo y con su medio natural; tradición que es imperativo recoger, y por qué no, reinventar a la luz del nuevo milenio.
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