Felicidad
«En este jardín no hay suficiente cobijo. Los seres vivos son muy delicados». Ésta es la única queja del jardinero Clem cuando se incorpora a su nuevo trabajo. A los pocos días, su extraordinaria mano con la tierra y las plantas anulará la falla: el jardín se llena de recovecos y escondrijos en los que habitan no sólo animales y personas, sino también el amor, la compasión, la felicidad y un gran misterio sobre el pasado de su familia.
Destacamos aquí el relato «El jardinero nuevo» no sólo por su indiscutible belleza, sino porque esa frase de Clem, como una suerte de poética, encierra algo fundamental sobre el arte de Mary Lavin: nadie como ella conoce y custodia la delicadeza de los seres vivos. Sutileza y precisión, imaginación y vida definen los cuentos de la autora irlandesa.
Sin duda, todos los textos de este libro podrían ser considerados jardines perfectos, en los que nos encontraremos con la enérgica insistencia de una madre en la felicidad a pesar de las sucesivas tragedias a las que ha hecho frente; la larga cicatriz en forma de hoz en el brazo de una hija; el absurdo accidente que postra a Annie en el hospital durante semanas y revoluciona a todo un pueblo, en especial a los miembros de la Iglesia; el día en que una joven esposa, que se convierte al catolicismo de su marido, sufre un aborto espontáneo… Las bellísimas historias de Mary Lavin, muy irlandesas por su tono y carácter, están firmemente ancladas en el día a día de toda experiencia humana.
Una obra que nos habla de tú a tú con una intimidad conmovedora.
Comentarios 0 Comentario(s)