Homo confort. Vol. I
VIVIR CON MENOS TECNOLOGÍA, DESPUÉS DE TODO, SIGNIFICARÍA VIVIR MEJOR.
El confort ha relajado agradablemente los sentidos, pero una humanidad consciente no puede olvidar los efectos secundarios, como el malestar existencial, el empobrecimiento sensorial, la contaminación asesina y la pérdida progresiva de habilidades. Por doquier se levantan lamentos sobre lo nefasto de los poderes alineados que han apoyado la difusión exponencial y acrítica de la comodidad hipertecnológica: la felicidad se ausenta en la era del máximo sometimiento orgánico.
El Homo confort emite señales recurrentes de agitación. Existe una necesidad ineludible, por estar estrechamente ligada a nuestro destino como especie, de someter la tecnología a una amplia vigilancia social, con el fin de revisar críticamente el uso de los artificios contemporáneos. Recuperar, literalmente, el control de los instrumentos operativos de intervención sobre la naturaleza significaría ser capaces de sopesar cuidadosamente lo que cada uno genera en términos de beneficios y daños, participación y poderes. Cuestionarse la hipertecnologización de la vida, no será el fin de la prosperidad, quizá sea su principio.
Comentarios 0 Comentario(s)