Las pedagogías críticas
No debemos confundir la pedagogía crítica con el concepto extenso y ambiguo de pedagogía alternativa. En diferentes países del mundo y en diferentes campos lingüísticos, desde al menos los inicios de 1980, se le llama “pedagogía crítica” a un conjunto de corrientes
inspiradas en el pedagogo brasileño Paulo Freire y su teoría que enfatiza sobre la toma de conciencia (o “concientización”) de las opresiones.
Este educador se hizo célebre en todo el mundo gracias a su libro Pedagogía del oprimido.
Hoy en día, es una de las obras más citadas en el mundo; sin embargo, Paulo Freire ha sido olvidado por completo en muchos países. Pero más que recordarlo, lo que nos interesa de las pedagogías críticas es el legado vivo de pedagogías de transformación social, catalogadas
como feministas, queer, descoloniales, antirracistas...
Hay que comprender que en muchos países, para profesores y profesoras progresistas, no se trata de aplicar pedagogías únicamente “alternativas”, sino de apuntar a la transformación social que conduzca a una justicia social global.
Este reclamo resulta aún más necesario si se tiene en cuenta que hoy, la noción de pedagogías alternativas abarca un gran número de prácticas dirigidas a niños provenientes de medios sociales privilegiados, como es el caso de las escuelas Montessori.
No obstante, existe una tradición de pedagogías emancipadoras. Pero en la historia de la pedagogía, el tema de la emancipación permanece marcado durante mucho tiempo por la figura de Célestin Freinet. Este autor ha sido colocado a menudo junto a Paulo Freire, con quien
compartió la ambición de fundar una educación capaz de emancipar a las clases populares.
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