Lo suficientemente rápido

Román Aday estudió filosofía, un máster en comunicación política y marketing digital. Se muda una vez al año. Ha escrito artículos para Código Nuevo, Vein Magazine y colaborado con Netflix. Trabaja de SEO desde hace cuatro años. Cocina empanadas. Se cansa pronto en los museos. Las iglesias le atraen y le repelen al mismo tiempo, puede que por eso crease una marca de ropa que se llama I Need a Church. En Santiago promovió el fanzine Tinglado y coordinó la web de cultura, gastronomía y comercio local Compostelaesbien. Usa un cordón de zapatos como cinturón. Los libros, como los vaqueros, rotos y viejos. Las relaciones tan absurdas y efímeras como la vida. Los tatuajes indescifrables. En carnavales se disfrazó de mal padre pero solamente le hizo gracia a él. Se afeitó el bigote porque ningún otro rapero del barrio lo llevaba, no ha vuelto a dejárselo desde entonces. Solía ver películas de serie B, echar de comer a los gatos, hablar por teléfono hasta tarde. Perdió las ganas de seguir al tercer día, “nai de Deus”. Teme hablar alto en el metro. Quiere una canción con su nombre. De día lee en los parques, por la noche trata de no perderse en las luces.