No hemos odiado a los pobres Cien cartas en su centenario (1923-2023)
¿Odiarlos? No. Solo ignorarlos, medio adormilados como estamos. Igual que a las mujeres, no hace tanto, o al deterioro del planeta, que nadie tenía en cuenta y hasta lo niegan. Lo malo de los pobres es confundirlos con los mendigos de la calle, e ignorar que son mayoría en la tierra y podrían cambiarlo todo. Hasta la Iglesia y sus escuelas los pueden olvidar.
Todo es distinto en las cartas de este cristiano y pedagogo. Pues nos muestran un maestro por dentro, y no solo sus métodos, como quiere la pedagogía actual ¡hecha una didáctica! que olvida lo esencial. ¿Acaso la finalidad de la escuela obligatoria no es que cada niño desarrolle sus cualidades y llegue lo más arriba posible? – No.
En buena ley, la escuela de todos existe para compensar la desventaja de los últimos, no solo para igualarlos, sino para que puedan enseñarnos lo que ellos saben y nosotros aún no.
Un gran cura de los pobres en Calezano, sociólogo, conocedor de las necesidades de su pueblo. Condenado, tras su muerte, por el ejército italiano