Oda a la oscuridad
Mira una imagen de satélite de la Tierra. Donde antes estaba oscuro como la noche, ahora está iluminado como un árbol de Navidad. Si te acercas a una ciudad, verás focos, luces de neón, luces de coches y farolas. Si te acercas aún más, a tu propia habitación, podrás ver lámparas y pantallas de televisión, tabletas y teléfonos. El ser humano siempre ha luchado contra la oscuridad, pero ¿no hay suficiente luz ahora? ¿Qué hace toda esta luz artificial a nuestros patrones de sueño, a nuestros ritmos y a nuestros cuerpos? Sandberg explora nuestra íntima relación con la oscuridad: por qué nos asusta, por qué la necesitamos y por qué la luz, siempre inminente, perjudica nuestro bienestar. Bajo la oscura noche polar del norte de Noruega, medita sobre el significado cultural, histórico, psicológico y científico de la oscuridad, al tiempo que pone a prueba los límites de su propio miedo. Desde que tiene uso de razón, Sandberg ha tenido miedo a la oscuridad. La oscuridad es un miedo ancestral que comparten todos los niños. Sin embargo, hoy, en nuestras ciudades permanentemente iluminadas por farolas y pantallas, por coches, fábricas y carteles, ¿podemos decir que conocemos la oscuridad? Sandberg se embarca en un viaje de cinco días a Finse, en el corazón de Noruega, un lugar de poco más de 300 habitantes a 1.222 metros de altura, «rebautizado como el Ártico del Sur por sus temperaturas, paisajes, vientos e inviernos tan parecidos a los del Ártico». Un lugar donde reinan la noche y las estrellas, con una temperatura media siempre bajo cero, paso obligado de todos los grandes héroes polares de la historia.
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