Otoño alemán
«En 1946, Stig Dagerman viajó a Alemania como corresponsal del periódico sueco Expressen. Ya había publicado sus dos novelas más importantes (La serpiente y La isla de los condenados) y su firma tenía el prestigio suficiente para atraer la atención de un buen número de lectores. La guerra había terminado cuatro años antes y el joven escritor aterrizó en un país en ruinas, un gran «cementerio bombardeado». Alguien le recomendó que, para hacerse una idea de la situación, leyese los periódicos alemanes. Él prefirió pisar la calle y observar. Estuvo en Berlín, Múnich, Stuttgart y Hamburgo, se entrevistó con antiguos soldados nazis, con refugiados y supervivientes de los campos de concentración, asistió a juicios de desnazificación, bajó a los sótanos donde malvivían familias en condiciones miserables, viajó en trenes «más lentos que la muerte» y vio cómo se establecían las redes del mercado negro.
» Otoño alemán es el libro que recoge estas crónicas de la posguerra alemana. Se trata de un ejemplo de buen periodismo y alta literatura, valga la aproximada redundancia. Leyéndolo, uno siente ese suave estremecimiento físico que nos indica que estamos ante una obra maestra: es sin duda uno de los mejores reportajes escritos el siglo pasado. Por eso, el nombre de su autor merece ser pronunciado entre los de los maestros del género, en la compañía de Albert Londres y Hemingway, junto a Orwell, Michael Herr y Kapuscinski». —Pablo Martínez Zarracina
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