Somos comunión
1872. La forma de vida tradicional en el País Vasco, como en otras muchas partes, se encuentra sumida en un profunda crisis, agudizada por las decisiones de los gobiernos liberales, que a menudo atentan contra las mismas bases materiales de su existencia. En ese contexto, los Eguíluz, arrendatarios de generación en generación de un caserío del interior de Bizkaia, se dejarán arrastrar por el torbellino de una nueva insurrección carlista, en un intento desesperado por aferrarse a un modo de vida que desaparece a ojos vista. “¡Claro que éramos carlistas! ¿Cómo no íbamos a ser carlistas?”, dice Adrián, quien, junto a sus hermanos Martín, Gracia y Leonardo, protagonizan esta novela coral en la que se reflejan sus anhelos, sus miedos, sus miserias y, en definitiva, sus razones. Sus respectivas circunstancias les llevarán a actuar de diferentes maneras, a menudo contra sus propios deseos, asumiendo siempre consciente o inconscientemente que forman parte de algo que está por encima de sus aspiraciones particulares.
Somos comunión es una magnífica recreación de una etapa fundamental de nuestra historia, en la que el autor ha hecho un extraordinario ejercicio de empatía para reflejar la mentalidad de quienes perdieron también aquella guerra. Pero es, ante todo, una novela muy entretenida y de agilísima lectura.
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