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Efectos del boicot a Israel: Veolia abandona tierras palestinas

Según recoge el diario digital Público (para leer la noticia al completo, pincha aquí), la multinacional del transporte francesa Veolia ha decidido abandonar sus inversiones en el Estado judío y poner fin así a años de colaboración con el Gobierno de Israel. La empresa gala ha sido concesionaria de contratos en varias ciudades vascas. 

Merece la pena que recojamos lo que escribió al respecto Jesús Valencia en el libro Boicot a Israel, que publicamos el año pasado y que cuenta ya con dos ediciones:

"Veolia es una compañía francesa especializada en la construcción, organización y gestión de redes destinadas al transporte tanto de personas como de otros productos. Fue en la Iniciativa de Bilbao (2008) donde los promotores de la campaña BDS invitaron a intensificar la presión contra esta compañía. Era la que estaba construyendo y gestionando el tejido del tranvía que une a Jerusalén con las diferentes colonias instaladas en los territorios ocupados. Transporte de cercanías cómodo, rápido y selectivo ya que la población árabe no tiene acceso a él; hace posible que la ciudadanía israelí pueda desplazarse de sus urbanizaciones y la gran Jerusalén sin tener el más mínimo contacto con los palestinos; como si la existencia de estos fuese una incómoda y eludible pesadilla. Antes de que se celebrase el encuentro de Bilbao, los grupos de solidaridad franceses habían realizado un persistente trabajo de denuncia contra Veolia. Los activistas de otros países recogieron la propuesta y la llevaron a la práctica en sus respectivos ámbitos de actuación. Tras escuchar los planteamientos de los grupos antiapartheid, el Ayuntamiento de Edimburgo rechazó la oferta de dicha empresa para hacerse cargo de diversos servicios medioambientales de la ciudad; otro tanto hicieron los ayuntamientos de Burdeos, de Estocolmo, de Oeste Midland (Reino Unido). Según el último informe de los promotores de la campaña, son ya numerosos los ayuntamientos de Europa y de Australia que han decidido no conceder ningún tipo de contrato a Veolia. Los solidarios holandeses consiguieron que varios bancos del país rechazasen financiar proyectos de dicha compañía.

Al producirse la operación Plomo Fundido, distintas fuerzas de la izquierda vasca (ANV, Aralar) presentaron sendas mociones en los ayuntamientos de Bilbao e Iruñea. Reclamaban de dichas entidades que denunciasen la barbarie que se estaba cometiendo y que se adhiriesen al boicot. Encontraron el desprecio como respuesta. Otro tanto sucedió en ambas capitales cuando las referidas fuerzas políticas propusieron el boicot a la empresa de transportes Veolia. PNV, UPN, PP, PSOE e IU se negaron a debatir la moción. A los pomposos 'partidos democráticos' con presencia en ambas corporaciones les debía de tener sin cuidado la violencia que practica Israel y que operativizaba la citada firma francesa.

El periódico Le Monde publicó (2010) un artículo alarmante para los accionistas de la compañía y no les faltaban motivos para estar preocupados. La empresa había perdido siete mil millones de dólares en concepto de contratos rescindidos o descartados; los últimos datos apuntan a que este montante de pérdidas se ha duplicado. Varios bancos europeos habían retirado sus inversiones de Alstom (socio de Veolia en la construcción del Tren Ligero de Jerusalén). Alstom había perdido un contrato de 10.000 millones de dólares para construir la segunda fase del proyecto de Ferrocarril saudí Haramain tras una campaña coordinada de presión. La situación era difícil de sostener. Algo más tarde, Veolia anunció que se retiraba de la construcción del ferrocarril que une Jerusalén con las colonias. La batalla había merecido la pena".

Como vemos, la lucha contra esta compañía colaboradora con el régimen israelí ha tenido su efecto. La presión internacional y las llamadas al boicot, que parten desde el propio pueblo palestino, han conseguido que el Estado de Israel hoy cuente con un aliado menos.

 

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