«El pueblo selk’nam sufrió un genocidio, pero se enfrentó a los colonizadores y no fue extinguido»
José Luis Alonso Marchante viajó a Tierra del Fuego en 2009, siguiendo la pista del colonizador español José Menéndez, cuya historia contó en el libro Menéndez, rey de la Patagonia. Allí conoció los pueblos originarios de ese territorio, y decidió estudiar la historia de uno de ellos: los selk’nam. Tras varios viajes, numerosas visitas a archivos y algunas entrevistas, en 2019 publicó el libro Selk’nam. Genocidio y resistencia en Chile, con la editorial Catalonia, y después en Argentina, con La Flor Azul. Ahora Txalaparta lo añade a su catálogo, con el objetivo de dar a conocer una parte de la historia que durante mucho tiempo ha sido ocultada. Charlamos con el autor al hilo de la publicación de esta edición.
En tierra de fuego vivían diferentes pueblos originarios, con los que se encontraron los primeros conquistadores y terratenientes que llegaron a estas tierras. ¿Cuáles eran estas comunidades y dónde vivían?
En la región de Tierra del Fuego habitan hoy tres pueblos originarios que por supuesto ya se encontraban allí cuando llegaron los primeros colonizadores. Se trata de los selk’nam, pueblo nómada terrestre que se movía por la isla Grande en busca del guanaco, su alimento principal; los yaganes, que viven al sur en las orillas del canal Onashaga y se desplazaban en ligeras canoas; y los kawésqar, pueblo nómada canoero que ocupaba un amplio territorio entre el Golfo de Penas y el estrecho de Magallanes.
El contacto de estos pueblos con la civilización fue muy violento, pero cada pueblo lo sufrió de una manera. Los selk’nam se escondieron durante más tiempo de los conquistadores que llegaban a sus tierras. ¿Cómo fue el proceso, a grandes rasgos, para estos pueblos?
Los primeros que tuvieron desagradables y violentos contactos con los europeos fueron kawésqar y yaganes, puesto que al navegar por los canales rápidamente entraron en contacto con los barcos que surcaban sus aguas. Hay testimonios de asesinatos, mujeres violadas por los marineros, robos y engaños. La pesca y caza masiva de lobos marinos y otros animales por expediciones loberas norteamericanas enseguida acabaron con su alimento tradicional y se vieron condenados al hambre o a aceptar ropas y comidas que le daban los misioneros a cambio de aceptar ser evangelizados. Los selk’nam, en cambio, al habitar en el interior de Tierra del Fuego, consiguieron retrasar el contacto con los colonizadores hasta el último cuarto del siglo XIX cuando su territorio fue ocupado por los grandes terratenientes ganaderos.
¿Quiénes eran los colonizadores y latifundistas que llegaron a estas tierras y cuál era el objetivo principal de sus misiones?
La ocupación de la isla Grande de Tierra del Fuego se produjo a causa de la expansión del negocio ovino. La industria lanera estaba radicada en Gran Bretaña y necesitaba cada vez más cantidades de lana. Como en las Islas Malvinas, colonia británica, ya no cabía una oveja más, extendieron el negocio a la Patagonia continental, primero, y luego a la Tierra del Fuego.
Los británicos eligieron a los grandes comerciantes de la época, todos extranjeros (Menéndez, Braun, Bridges, Montes, Stubenrauch, etc.) y les otorgaron préstamos para que pusieran en marcha las grandes haciendas laneras. El papel de estos hombres de negocios era conseguir las tierras públicas donde instalar las ovejas, saltándose las leyes chilenas y argentinas que prohibían el latifundio y llegando a tener en nómina a gobernadores, funcionarios, policías, etc. El idioma que se hablaba en las estancias era el inglés, los ovejeros y capataces eran anglosajones y toda la lana se exportaba sin tratar a Gran Bretaña. Los terratenientes cobraban en libras esterlinas y pagaban a sus jornaleros en vales y fichitas de sus propios establecimientos.
En el libro nos hablas de un genocidio, el padecido por los selk’nam. ¿Cómo se produjo este proceso?
Aunque todos los pueblos indígenas de la región sufrieron enormemente, en el caso de los selk’nam está acreditado que hubo genocidio puesto que se diseñó una especie de “solución final” para acabar con ellos y dejar libres sus tierras para que pastaran tranquilas las ovejas. Se trató de un conjunto de actos criminales, asesinatos, persecuciones y deportaciones, planificados con la intención de destruir a los habitantes autóctonos de la isla y de arrebatarles sus territorios ancestrales. El pueblo selk’nam fue diezmado, pero por supuesto hubo supervivientes. Genocidio no significa de ningún modo extinción, tal y como demuestran hoy las comunidades de Argentina y Chile.
Pese a lo ocurrido, el pueblo selk’nam mostró una gran resistencia y, como dices, no fue totalmente extinguido. ¿Han recibido una reparación por lo sufrido?
A pesar de no ser un pueblo guerrero, los selk’nam resistieron valientemente a los colonizadores. Se enfrentaron con ellos con sus arcos y flechas, rompieron los inmensos alambrados que cruzaban sus tierras y atacaron majadas de ovejas para tratar de provocar el mayor daño a los terratenientes. La respuesta de los colonos fue extremadamente violenta, lo que no impidió que hubiera muchos sobrevivientes, incluso en las misiones religiosas donde se registró una altísima mortandad.
En Argentina la comunidad selk’nam está reconocida y tiene personalidad jurídica, y les fueron entregadas tierras en la zona de Tolhuin. Sin embargo, los grandes latifundistas siguen siendo dueños de inmensas extensiones de tierras, dedicadas ahora a clubes de golf o exclusivos lodge de pesca para millonarios. En Chile los selk’nam todavía luchan por su reconocimiento e inclusión en la ley indígena.
¿Cómo ha sido el proceso de documentar la historia de un pueblo que durante mucho tiempo estuvo prácticamente exterminado?
La investigación para este libro me ha ocupado casi diez años en los que he viajado en varias ocasiones a Tierra del Fuego para documentarme y encontrarme con las comunidades indígenas. También he trabajado en los fondos de archivos de Santiago de Chile, Buenos Aires, Punta Arenas, Turín, París y de algunas universidades norteamericanas, y he mantenido contacto con algunos de los principales dirigentes selk’nam, como Mirtha Salamanca, Miguel Pantoja o Antonella Guevara.
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