Imágenes de nuestra historia: Xavier Mina, héroe de Navarra y de la independencia mexicana
En el tercer volumen de Historia ilustrada de Euskal Herria, Joseba Asiron y Martintxo Alzueta dibujan la época posterior a la conquista del Reino de Navarra. Fueron tiempos de gran convulsión social y política, plagados de contiendas bélicas. Un pueblo llano, pobre y dedicado a la agricultura, la ganadería y la pesca, y unas élites divididas entre la asimilación a los Imperios español y francés y la resistencia ante las brutales olas represivas de ambos estados, hicieron florecer personajes de lo más variopinto, aventureros, grandes navegantes y balleneros, las primeras escritoras, brujas y sanadoras, conquistadores, guerrilleros o matxinos… Uno de ellos fue el navarro Xavier Mina Larrea.
La Francesada de 1808-1814
La guerra con la Francia napoleónica tuvo consecuencias nefastas en Euskal Herria, acrecentadas por su carácter fronterizo. La guerra desató el odio de los vascos del sur hacia los franceses. Proliferaron los actos de crueldad extrema llevados a cabo por ambos bandos. En Pamplona la represión estuvo encabezada por el jefe de la Policía francesa, Jean Pierre Mendiry, un vasco de la localidad bajonavarra de San Juan de Pie de Puerto. Mendiry ordenó detenciones, torturas y ejecuciones de forma prácticamente arbitraria, y tanto la Ciudadela como el convento de Recoletas se llenaron, literalmente, de presos. Muy cerca de Pamplona, junto a un conocido centro comercial, se conserva un pequeño y sencillo monumento, prácticamente desconocido y olvidado, levantado a 34 pamploneses que fueron ejecutados en ese mismo lugar por orden del jefe de policía. No es de extrañar que, según diferentes testimonios, varias generaciones después, todavía se asustara a los niños y niñas de Pamplona con el grito amenazante de «¡Mira que viene Mendiry...!».
La reacción popular ante la brutal represión fue la aparición de guerrillas. Xavier Mina Larrea (1789-1817) nació en Otano, una aldea situada a unos 20 km. al sur de Pamplona, en el seno de una familia de agricultores netamente euskaldun. Decidido antiabsolutista, fue líder estudiantil en contra del gobierno de Godoy, pero en cuanto supo de la invasión napoleónica se presentó para luchar como voluntario. Peleó, entre otros lugares, en los asedios de Zaragoza, a las órdenes de Palafox, ascendiendo por méritos propios hasta el grado de general, y pasando luego a la guerrilla. Creó el denominado Corso Terrestre de Navarra, en el que llegaron a formar más de mil guerrilleros, protagonizando numerosos enfrentamientos con los franceses. El 28 de marzo de 1810 fue herido en el brazo por un golpe de sable en la localidad de Labiano (Navarra) y hecho prisionero, siendo trasladado a París, donde permaneció hasta el final de la guerra.
Terminada la guerra, Mina fue liberado y regresó a Navarra, pero tuvo que huir de nuevo por su postura abiertamente antiabsolutista. Pasó entonces a México, donde se sumó a la lucha por la independencia de aquel país. Llevó a cabo una brillante campaña militar, pero fue capturado en octubre de 1817 y fusilado el 11 de noviembre, tras despedirse de sus compañeros de armas navarros en la lengua de su infancia, el euskera. Contaba tan solo 28 años. Xavier Mina fue enterrado en la Columna de la Independencia de México, donde es considerado un héroe nacional. En su tierra, en cambio, no fue suficientemente reconocido, aunque desde 2017 un monolito de piedra le recuerda en su Otano natal, y en 2018 se ha dedicado una plaza en Pamplona a este luchador por la libertad.
Euskal Herriko historia ilustratua III
Joseba Asiron Saez Martín Alzueta 'Martintxo' Markel Lizasoain Baleztena
Editorial Txalaparta
Historia ilustrada de Euskal Herria III
Joseba Asiron Saez Martín Alzueta 'Martintxo'
Editorial Txalaparta
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Así se hizo la ilustración de Xavier Mina
Para la ilustración del guerrillero Xavier Mina Larrea el punto de partida fue un grabado de la época, en el que se le representaba junto a un cañón y a punto de desenvainar la espada con un ademán enérgico. No obstante, el guionista quería resaltar la épica del personaje, por lo que pidió representarlo ejecutando ese mismo gesto, pero a caballo. Para la composición general nos basamos en el retrato ecuestre de Napoleón III, obra de André Dedreux (1810-1860), de donde provienen las proporciones esbeltas y la pose estática pero alerta y en tensión del caballo. La mayor diferencia radica en que, en la obra del pintor parisino, jinete y montura miran hacia la derecha, y nosotros invertimos la dirección para adecuarla al esquema general del grabado de Xavier Mina.
Como puede verse, los diferentes elementos, jinete, caballo y arreos, se dibujaron por separado. El rostro de Mina se realizó a una escala mayor por mejor recoger sus rasgos, y en una fase posterior se ajustaron las proporciones. El cuerpo del guerrillero se dibujó prácticamente en la misma postura que en el original, para que siguiera siendo reconocible para quienes conocieran el grabado. La aplicación de los colores y la luz completaron el trabajo, con un resultado final muy vistoso, en el que Mina sigue siendo el mismo personaje que en el grabado del siglo XIX, pero encaramado sobre su montura y preparado para ordenar una carga de caballería.
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