¿Qué fue el grupo armado Iraultza?
A pesar de haberse disuelto oficialmente en 1998 y de que varios de sus militantes murieron manipulando artefactos, la organización armada Iraultza es uno de los grupos más desconocidos de la historia de Euskal Herria. Poca es la información que se puede encontrar al respecto. Rescatamos, con Iñaki Egaña, esta entrada de su Nuevo dicciónario histórico-político de Euskal Herria.
Organización armada nacida a principio de los años ochenta del siglo XX en el ámbito de la izquierda vasca de Hego Euskal Herria que, políticamente, se movía en el entorno de EMK. Su primera acción pública fue en 1981 contra el chalet del empresario Luis Olarra. El nacimiento de Iraultza estuvo marcado por el análisis que hicieron respecto a que las organizaciones armadas de la época (ETAm, ETApm y Comandos Autónomos), no cubrían todos los flancos de lucha y que, además, estaban escoradas hacia los ataques a las fuerzas de seguridad españolas. En consecuencia, intentaron abrir una nueva vía, centrada en apoyar las luchas cotidianas, desde la defensa de los puestos de trabajo hasta la reivindicación de un medio ambiente más saludable, pasando por acciones de corte antiimperialista.
En 1982, Iraultza ejecutó un total de 23 acciones. En los años siguientes siguieron actuando contra diversos objetivos, siempre colocando explosivos de cloratita y evitando el enfrentamiento armado. El 26 de enero de 1983, caía gravemente herido el oñatiarra Ángel Fernández, mientras manipulaba un artefacto. Moriría ocho días después en el hospital, siendo el primer militante de Iraultza en fallecer en una acción. En febrero de 1984 murieron José Mari Prieto, Pese, y José Mari Orbezua, al explotar un artefacto que manipulaban en el interior de un vehículo en Bilbo. En diciembre de 1986 perdieron a otro de sus militantes, Juan Carlos Gallardo, al hacerle explosión la bomba que intentaba colocar en una sede bancaria. En similares circunstancias murieron tres militantes de Iraultza, Marisol Mujika, Rosa Díez y Jesús Fernández, el 29 de abril de 1991 en Sestao, mientras manipulaban un explosivo en el interior de un coche.
La actividad inicial de Iraultza fue decreciendo paulatinamente hasta que en 1989, después de participar en nueve acciones, entraron en un silencio activista. Desde su creación, el 29% de sus acciones fueron dirigidas contra empresas en conflicto laboral y el 19% contra intereses de EEUU en Hego Euskal Herria. En marzo de 1991, su militancia celebró una asamblea en la que se dejaron traslucir dos tendencias sobre la viabilidad de mantener la lucha armada desde parámetros clásicos o desactivarla como protagonista de la movilización social. Entre medio se mezclaban, también, discrepancias sobre el modelo organizativo y críticas a la falta de democracia interna en el seno del aparato. Después de una entrevista en el diario Egin a una de las tendencias, la frágil unidad conseguida tras la asamblea se disolvió y la dirección quedó aparcada del nuevo proceso organizativo. Surgió así, en 1992, Iraultza Aske, que decidió continuar con la lucha armada. Las acciones que ejecutaron irían encaminadas al apoyo de las «luchas contra la degradación del medio ambiente, el racismo, el machismo, la explotación patronal, la solidaridad con la clase obrera, el paro, la política económica del Gobierno español, la represión y en solidaridad con los presos y exiliados». En 1996 ejecutaron su última acción y en 1998 se disolvieron.
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