La cruz sangrienta: historia del cura Santa Cruz
El cura guerrillero Manuel Santa Cruz Loidi murió en el exilio en Colombia el 10 de agosto de 1926, después de casi cincuenta años de silencio, tras haber sido uno de los personajes más controvertidos y perseguidos en su tiempo. Transcurridos unos años desde su desaparición, Gaëtan Bernoville escribió este libro, en el que narra la vida del cura vasco, su partida durante la Segunda Guerra Carlista y, especialmente, las andanzas que le llevaron a ser condenado por carlistas y liberales.
Gaëtan Bernoville, nacido en Donibane Lohitzune y residente en París, escribió cinco libros relacionados con Euskal Herria. Y dedicó uno de ellos al célebre cura guerrillero. El éxito y la controversia en torno al trabajo de Bernoville fueron inmediatos, hasta el punto de que inmediatamente fue traducido al castellano. Desde todas las esquinas atacaron al autor, católico y simpatizante del carlismo, por considerar que la obra era apologética de alguien que se había destacado por su violencia y radicalismo. Azorín, Baroja, Valle Inclán, Lekuona, Urquijo, Lamarque y otros intelectuales de la época participaron apasionadamente en un debate que el mismo Bernoville rehuyó: "Santa Cruz se defiende bien fuerte con el ejemplo de su vida",
Lo cierto es que, hasta entonces, nadie había hecho un trabajo con tanto detenimiento como el que acometió Bernoville. El autor se documentó acudiendo a los excompañeros que habían sobrevivido al guerrillero, a la época y a la reconstrucción de los hechos que hicieron célebre al cura Santa Cruz. Huyó de todos los mitos encendidos y empezó desde cero. El resultado fue excepcional, contemplado, además, por la pluma de Bernoville, una de las más ligeras de su época. Poco después sería nombrado miembro de pleno derecho de la Academia Francesa.
Cuando fue publicada la versión castellana, la polémica subió de tono. Los detractores modernos de Santa Cruz le achacaron su indisciplina y su leyenda sangrienta, acusaciones que Bernoville no rehuyó precisamente. El cura guerrillero ni luchó por una causa carlista que consideraba lejana, ni dio tregua al liberalismo español. Ambos bandos le condenaron a muerte y, sin embargo, Santa Cruz se puso a la cabeza de todas las fuerzas de Gipuzkoa como señal de su carisma. Abandonó el frente sin traicionar a nadie.
En cuanto a su violencia, Bernoville la desgrana en los apartados que crearon leyenda: el fusilamiento de una mujer espía y el de 37 carabineros en Endarlaza el 4 de junio de 1873. La primera reincidía tres veces. Los segundos traicionaron a los suyos. ''La guerra en sí -dice Bernoville- es mucho más violenta y sangrienta que estas acciones particulares”.
Rescatado el libro, en la traducción de F. Seminario al castellano en 1928, la edición responde, según el autor, a "la personalidad del cura Santa Cruz. A la extraordinaria historia de un cura partisano, de un cura guerillero que lleva, en sí mismo, los valores del heroísmo pausado y silencioso y que muestra las esencias tradicionales de los vascos”. Es el mismo Bernoville quien en la presentación del libro ahora hace más de setenta años apuntaba: “Es el propio Pueblo Vasco quien debe reivindicar altivamente a Santa Cruz”.
Iñaki Egaña
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