La importancia de la figura de Vasil Bykaŭ en la literatura universal
Gigante de la literatura mundial, rostro de la historia, uno de los más grandes escritores de la segunda mitad del siglo XX, representante más brillante de la prosa sobre la Gran Guerra Patria… Estos son los calificativos que aparecen con más frecuencia cuando hablamos de la figura de Vasil Bykaŭ, escritor bielorruso del que Txalaparta acaba de publicar la novela Ir y no volver. Ángeles Maestro y Svetlana Yaskova, traductoras del libro, trazan aquí un perfil del autor.
Sus obras son tan conocidas que algún que otro rusoparlante se sorprende cuando encuentra los libros de Bykaŭ en la estantería de la literatura extranjera, dándose cuenta de la nacionalidad de Vasil Bykaŭ, ya que es difícil imaginar que el ruso no era su idioma nativo. Pero precisamente el hecho de ser bielorruso es lo que lo distingue y eso se percibe en su visión del mundo. La literatura bielorrusa siempre ha sido una expresión de dolor y alarma, de reflexiones y esperanzas. Vasil Bykaŭ es un digno representante de la Bielorrusia literaria, escritor de talento, reconocido y amado por los lectores de todas las edades. Sin él, sería imposible imaginar la literatura moderna.
El valor especial de una obra literaria radica en la profundidad con la que un autor puede sumergirse en el alma humana y en los acontecimientos que le rodean. El éxito depende del talento del escritor; de su capacidad de hacer ver al lector, en un pequeño trazo, algo inmenso e importante; de su capacidad de descubrir lo humano en lo personal. En este sentido el género de la literatura de guerra que trabajó Vasil Bykaŭ es uno de los más difíciles y emotivos. Conlleva una enorme cantidad de dolor y sufrimiento. La cuestión que aborda en sus obras este destacado maestro de la palabra es si una persona seguirá siendo una persona después del horror y la pesadilla de la guerra. Las historias de Vasil Bykaŭ se caracterizan tanto por un ritmo tenso en el desarrollo de los eventos, como por un dinamismo duro, y hacen que el lector vea cómo una persona supera lo insuperable.
Bykaŭ creó su propio estilo literario, un estilo único. Gracias a esta singularidad, los conceptos como “el protagonista de Bykaŭ” o “la situación de Bykaŭ” han entrado firmemente en la literatura moderna. Y no importa que las novelas del escritor cuenten hechos que sucedieron hace más de cincuenta años, porque los temas planteados por el autor ni dejan de ser relevantes. Y esto significa que la obra de Vasil Bykaŭ no está obsoleta. Precisamente por ello Bykaŭ permanece en la literatura mundial como un grandioso maestro de la prosa psicológica, como un escritor que expresó para nuevas generaciones “el horror ordinario” de la guerra.
Una de las características distintivas del trabajo de Bykaŭ es su especial descripción de la guerra; la despoja de toda narración pomposa y la muestra sin adornos, en el contexto tanto del valor, como de la traición humana. El escritor trabajó el tema de la guerra durante muchos años de creatividad literaria. Tal compromiso con el tema está determinado por el destino del propio autor, que pasó por la guerra de principio a fin. Sus obras la representan tal como fue: sufrimiento y sangre. Pero, además, en las historias de Bykaŭ late claramente la fuerza del espíritu de sus protagonistas y la inherente conciencia de su dignidad.
El género de la “novela militar” está lleno de situaciones extremas y está comprimido en el tiempo, como un resorte de acero. En sus obras hay pocas escenas de batallas o hechos históricos espectaculares, pero logra transmitir con una profundidad asombrosa los sentimientos del soldado ordinario en un conflicto bélico. Utilizando las situaciones estratégicamente más insignificantes, el autor da respuesta a preguntas complejas de la guerra. Paso a paso, analizando los motivos del comportamiento de las personas en situaciones límite, llega al fondo de los estados psicológicos y las experiencias de sus personajes. Y el lector se impregna del ambiente de la época, profundiza en la historia del pueblo, comprende mejor las razones del comportamiento de los protagonistas. Sus libros son casi una prosa documental sobre la guerra.
Sus novelas cortas Ir y no volver, La balada alpina, En la niebla, Sótnikov, El obelisco, Vivir hasta el alba o El signo de la desgracia, entre muchas otras obras, pusieron a Vasil Bykaŭ, junto a otros destacados maestros, en la cima de la prosa militar del siglo XX. Más de 20 obras suyas han sido llevadas al cine, otras se han puesto en escena, como el ballet La balada alpina y la ópera El sendero de la vida; sobre ellas se han escrito sinfonías y se han organizado numerosas representaciones teatrales. También sobre la vida y obra del escritor se han filmado varias películas.
Hay que mencionar que el propio Bykaŭ tradujo casi todas sus obras principales al ruso, y lo curioso es que las versiones rusas del texto no son una copia exacta del original bielorruso. Una de las razones es que el estilo del texto ruso difiere del original y cabe enfatizar que para la mayoría de las obras de Bykaŭ, traducidas a idiomas extranjeros, es el texto ruso el que se toma como original, distorsionando la intención original del autor. Durante el trabajo de revisión, nos dimos cuenta de que el idioma bielorruso refleja más plenamente la intención del autor; revela el trágico destino de los héroes, la mayoría de los cuales son de su tierra natal, la República de Belarús.
Sus protagonistas no son personas fuertes, sino gente común que supera sus miedos y obtiene una victoria moral sobre el enemigo. En la novela Ir y no volver, el escritor por primera vez pone como protagonista a una mujer. Una muchacha bielorrusa que vivía con su madre y soñaba con llegar a ser maestra infantil. Pero el destino decreta lo contrario. Una dura y cruel guerra cambia el rumbo de la vida de Zoska Nareika. Ella sabe con certeza que uno no puede soportar el fascismo. Sí, quiere sobrevivir, pero no a cualquier precio. Ella nunca hará un trato con su conciencia.
Ir y no volver, como otras obras del escritor, empieza y se desarrolla con rapidez y, sin darse cuenta, el lector llega al momento en el que la vida pone a prueba todas las cualidades humanas de los personajes. Sus protagonistas se encuentran en circunstancias difíciles, cuando la mente y los sentimientos llegan al límite. Al situar a sus personajes ante la necesidad inapelable de elegir (uno de los trucos favoritos del escritor), el autor revela sus caracteres, dotados todos ellos de una aguda capacidad crítica. La protagonista evalúa a su compañero por su actitud ante el deber, la guerra, los camaradas. Pensando en lo que ha hecho su camarada Antón, Zosia se hace preguntas: “Pero ¿por qué él es así?”. Y los lectores entienden que la misma pregunta preocupa a Vasil Bykaŭ. ¿Cuál es el motivo de la traición? Las preguntas son demasiado complejas y ambiguas. Las últimas frases de la historia están llenas de optimismo. Y el lector cree que todo saldrá bien. Pero ¿con qué esfuerzo y a qué precio? A lo largo de la historia, nos insta a no olvidar esto.
Gran maestro de la palabra, Vasil Bykaŭ deja en la memoria del lector una imagen inolvidable de la naturaleza que ayuda a sentir la belleza del mundo y a despertar el deseo de preservarla. Bykaŭ utiliza las imágenes de la naturaleza no para que sirvan como fondo de lo que está sucediendo, sino para que el lector partícipe de lleno en los eventos, enfatizando el estado de ánimo de los personajes o contrastando con él.
Los protagonistas de Bykaŭ siempre sienten su pertenencia a todo lo vivo en la tierra. El mal que ha surgido con el fin de matar, de esclavizar, está destinado al fracaso y ellos lo sienten. Bykaŭ sabe mostrar cómo nace en una persona ese sentimiento tan fuerte que se llama idea. Una persona penetrada por una idea sabe lo que ella misma vale y su función en el mundo, y esta es su esencia humana.
La vida del escritor se vio interrumpida a los 79 años a consecuencia de una enfermedad oncológica. Por una extraña ironía del destino, el escritor murió el 22 de junio, día que coincide con el inicio de la Gran Guerra Patria que hacía años había cambiado para siempre la vida del joven Bykaŭ. Durante la guerra fue dos veces herido, pero se salvó para contarnos la verdad sobre lo ocurrido en aquellos trágicos años y para decirnos que una persona muere en vida cuando se hace esclava de su debilidad, y se eleva a las alturas de la gloria cuando percibe que el dolor del otro es su propio dolor.
En este momento, es más necesario que nunca recuperar voces como la de Bykaŭ. Ahora que el auge del fascismo extiende su negra sombra sobre los pueblos europeos y la guerra es, una vez más, la respuesta del capitalismo a su crisis, es imprescindible recordar. Frente al sentimiento de impotencia y de derrota que pretenden inocularnos, necesitamos dar vida a la memoria de los héroes y heroínas anónimos que nos recuerdan que la historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Ángeles Maestro y Svetlana Yaskova, traductoras del libro Ir y no volver.
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