Le llamaban Laura: las luchas de Miren Odriozola en El Salvador
En la década de 1980, un gran número de vascas y vascos participaron bajo la bandera del internacionalismo en los procesos revolucionarios abiertos en Latinoamérica. Algunos fueron a El Salvador para unirse a la insurrección que en ese país centroamericano dirigía el FMLN. Con el tiempo, hemos conocido a Pakito Arriaran, Begoña García Arandigoien o Marta González, voluntarios caídos en la primera línea de fuego, pero a su lado estuvieron muchas y muchos internacionalistas más cuyos nombres desconocemos. Una de esas militantes fue Miren Odriozola. Participó en la guerra como sanitaria en un primer momento y, posteriormente, con muchas más responsabilidades en el frente de Chalatenango. Le llamaban Laura.
Miren Odriozola · militante vasca
“Parece contradictorio, pero nuestra labor era salvar vidas. Salvamos las vidas de algunos soldados. Una guerra te cambia toda tu filosofía. Te levantas por la mañana y no sabes si vivirás de ahí a diez minutos. Estas entre la vida y la muerte, en una cuerda floja. Pero de ahí es de donde sacas fuerza para vivir”.
Berria
“Recuerdo que, nada más llegar, en el campamento, de repente la gente empezó a correr, a esconderse. ‘¿Qué está pasando aquí’, me pregunté. Enseguida, un avión sobrevoló nuestras cabezas. Cuando tiró la bomba, yo me tiré al suelo. La gente de allí tenía un oído especialmente sensible. Cuando los aviones salían de San Salvador, escuchaban el ruido. Yo eso lo aprendí después. Pero esa primera vez me quedé allí, sin moverme. Cuando salieron del refugio, me dijeron: ‘¡Qué valiente es usted!’. Y yo: ‘Valiente no, ¡ignorante!’”.
Argia
“La guerra de El Salvador me humanizó. De joven, cuando anduve en la lucha de aquí, sentía rabia, rabia contra la policía, por ejemplo. Allí, sin embargo, me parecía que los soldados eran unos pobres hombres -algunos, por lo menos-, y me preguntaba: ‘¡Esos por qué están ahí y nosotros aquí, siendo todos del mismo país! ¡Y matándonos entre nosotros!’. Mi conciencia me decía: ‘Muchas circunstancias fueron las que me llavaron a mí a este lado, y otras tantas circunstancias han sido las que han llevado a ese soldado de ahí a aquel lado’. He aprendido a relativizar. Algo que me ha ayudado a deshacerme de la rabia. En la guerra la filosofía de cada persona cambia por completo, la forma que tienes de pensar muchas cosas. En la guerra vives entre la vida y la muerte, y estar en esa situación te lleva a vivir la vida de una forma más profunda”.
Argia
En mi humilde opinión, los abertzales hemos demostrado que además de a nuestro país, queremos a otros países, algunos de nosotros hasta el punto de dejar nuestras vidas en ellos. De hecho, ¿es posible querer a otros países si no quieres al tuyo propio?
Le llamaban Laura trata sobre una mujer, y solo podía escribirlo una mujer. Hacemos muchos libros de este tipo, pero al final siempre sientes que les falta algo, que no están completos. En las luchas de liberación las mujeres fueron protagonistas, y muchas veces la contribución de esas mujeres a la lucha falta en los libros. Afortunadamente, este libro recoge, precisamente, esa parte olvidada. Y lo digo sinceramente: cualquier persona no lo hubiese hecho tan bien.
Mikel Soto, Urola Kostako Hitza
Hay un momento curioso en el libro, cuando Miren Odriozola vuelve a Euskal Herria y ve, tras esos 6 años, cómo ha cambiado Euskal Herria, cómo ha cambiado ella… y se da cuenta de ese enorme contraste entre esa Euskal Herria capitalista, cada vez más rica… y El Salvador, país del que venía, mucho más humilde.
Beñat Sarasola. Sautrela · ETB
Muchas veces no conocemos lo que tenemos en nuestro propio pueblo. No sabemos qué esconde, qué hay detrás, de esa persona a la que saludamos cuando pasa a nuestro lado. Una de esas paisanas es Miren Odriozola, Gerraundiko Miren. Una mujer con múltiples vivencias y sentimientos. Eso mismo pensó la azpeitiarra Leire Ibarguren. La conoció en 2007, en ‘unas jornadas municipalistas y feministas’, pero no se atrevió a preguntarle mucho. Miren le dijo que iba a El Salvador con 67 años, algo que le extrañó. Ahí fue cuando sintió que tenía que saber ‘algo más’ de ella.
Eli Aizpuru. El Diario Vasco
Antes estuvo en Venezuela y Nicaragua. En Venezuela conoció a Pakito Arriaran, y fue con él con quien fue a El Salvador. ‘Vimos una película de El Salvador, y después de verla decidimos que iríamos allá. Nos enamoramos e iniciamos la relación de pareja en las vísperas de ir a la guerra'.
Ella llegó algo más tarde y estuvo salvando vidas como sanitaria. Estaba en Chalatenango y allí no había apenas médicos. 'Éramos americanos, italianos, alemanes, vascos o catalanes los que andábamos curando heridas y muchos dejaron allá su vida'.
Xabi Gorostidi. Goiena
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