Un maestro contra el olvido · Memorias de Lacalle
Muchas han sido las reacciones que ha suscitado el libro de Joxe Lacalle Uharte 'Memorias de Lacalle', editado en diciembre por Txalaparta, y que cuenta ya con dos ediciones. En esta entrada hemos querido recoger la de nuestro amigo Koldo Lacasta y varios de los pasajes que ilustran el propio libro.
Tienen un algo en común; ambos son artistas en lo suyo, imaginarlos camino de una sastrería es algo impensable. Fito canta y toca la guitarra bastante bien, sus actuaciones llenan auditorios y hasta plazas de toros, por contra, lo de cantar no es lo de nuestro Joxe, pese a la cantidad de grandes músicos que malviven en las esquinas de nuestras calles, encontrar uno que hiciera juego con su voz se me antoja tarea difícil. Nacido tras la barra de un bar, la mirada de aquel niño, más pillo que inocente, recorría la por entonces bulliciosa calle Jarauta sin saber que un día -muchos años después-, aquella sería la gran olvidada de todas y cada una de las administraciones y él, junto a su vieja cámara, el antídoto contra el olvido. Hablar de Joxe Lacalle para mí es un orgullo; nuestros caminos se cruzaron hace ya más de cuarenta años siendo los dos hosteleros, lo volvieron a hacer en Carabanchel donde compartimos militancia y presidio, más tarde en cada una de las luchas de este pueblo.
Recuerdo una foto que me hizo en la vieja Audiencia. Fue como siempre el único en llegar donde nadie lo hacia; sentado y esposado con un guardia civil a cada lado recordar las viejas fotografías de "El Lute" era obligado. Y allí estaba Joxe con su cámara y aquel chaleco tan característico: ni mira a los guardias, primero te saluda y pregunta sabiendo leer respuestas en los ojos, luego tira fotos sin permiso, sonríe y se marcha. El viernes pasado fui a la presentación de su libro; al micrófono un hombre sonriente, feliz, de corta estatura pero dotado de un corazón único. Entre el público diferentes generaciones: compañeros de profesión, de militancia y jóvenes que años atrás despertaron a la vida en el viejo bar Lacalle. Nadie faltó a la cita con quien sin duda es un maestro contra el olvido. Me emocioné, no lo puedo negar; me encantó ver la frescura de sus palabras, la franqueza al explicar tal o cual foto, su satisfacción por haber conseguido uno de sus sueños: publicar un libro. Y lo compramos, claro está. El hijo se fue a casa para saborearlo; “muy, muy bueno aita, un librazo”, me dijo. Y no solo eso, junto a él me llevé un recuerdo que Joxe me regaló: un parchís del año 1981 con las firmas de más de cuarenta compas presos -incluida la mía-. ¡Qué tiempos!
En fin, amigo Joxe, nos dejas un trocito de tu vida en el blanco y negro de cada foto, espero que la gente las disfrute y las sepa apreciar como yo lo hago. Pero te diré una cosa que quizás ya sepas, no hay libro que pueda superar al que has escrito a lo largo de tu vida. Un abrazo, compa.
Koldo Lacasta Egea
La imagen sigue siendo un instrumento fundamental de lucha, de denuncia y de memoria. Un arma multiplicada hoy día ad infinitum en cada móvil ciudadano. No podrán evitar sus disparos. Fue el arma clave en el referéndum de Catalunya y lo seguirá siendo en todo proceso liberador. Con este libro magistral, Joxe nos indica el camino.
Jose Mari Esparza
Gu euskaldunok, gu euskaltzaleok, bidea egiten ari gara euskararentzat haizea, legeak eta denboraren aurka. Malkoak isuri ditugu baina irriak ere bai. Mila esker Joxe, horietako asko eta asko zure irudietan betikotzeagatik.
Reyes Ilintxeta
Escribió Marc Legasse que pasamos de contrabando nuestro país de un siglo a otro. Joxe ha hecho muy bien su parte del trabajo, aunque su magia no llegue a devolverme el pelo, ni falta que hace, por cierto.
Floren Aoiz
Nafarroako hiriburua, halere, gai izan da beti tonu grisen aurrean kolorerik bizienak sortzeko eta nahasteko. Eta iluntasunean argia bilatzen aritu izan da beti Joxe Lacalle. Aurkitu ere aurkitu egin du, anitzetan. Eta mahai gainean jarri du argitasun hori.
Edurne Elizondo
Joxe Lacalle, pertenece a esa tropa de élite que día día plantaba batalla por cubrir espacio en las páginas de Egin con sus fotografías, logradas, no pocas veces, tras haber vencido el miedo y esquivando golpes.
Jabier Salutregi
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