Los fugados del Fuerte de Ezkaba
La fuga del Fuerte de Ezkaba en mayo de 1938 ofrece la fascinación de los acontecimientos épicos y ocupó en su momento las portadas de la prensa republicana e internacional, antes de caer en el olvido y el interesado ocultamiento de los vencedores.
Tres fugados, entre 795, alcanzaron la frontera. Tras años de investigación, el libro ofrece sólidos indicios de la existencia de un cuarto no documentado.
En la estela de obras anteriores, aporta información sobre el paradero de los olvidados, aquellos fugados que, ejecutados, quedaron abandonados en los valles entre el fuerte y la frontera.
Recupera el papel protagonista de algunas mujeres que, compartiendo ideales con los presos, fueron perseguidas y encarceladas por los burlados militares, como ilusorias cómplices de los fugados.
Desmonta la tesis del enfrentamiento entre fugados y perseguidores para encubrir una matanza: 206 fugados, más 14 fusilados en agosto como dirigentes, a los que sumar los 46 capturados, que fallecerían en el fuerte hasta 1943.
El texto se interesa por las rutas que tomaron, pero también por sus rostros, sus biografías. La de los que alcanzaron la frontera y volvieron a Barcelona, para atravesarla nuevamente en 1939 con el ejército derrotado, siendo confinados en Francia; la de Amador Rodríguez, oculto durante casi tres meses a la vista del fuerte; la de Jacinto Ochoa, capturado y vuelto a fugar en 1944; la de Leopoldo Picó, cerebro de la fuga, y de los otros dirigentes.
Vidas dignas de no caer en el olvido.
(Los derechos de autor van destinados a la exhumación de los fugados aún no recuperados.)
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