Así se hace 'Historia ilustrada de Euskal Herria'
Cuando Joseba Asiron y Martintxo Alzueta los primeros bocetos de lo que sería Historia ilustrada de Euskal Herria quedamos maravillados, entre otras cosas, con la calidad artística de las ilustraciones. Teníamos que dar a conocer todo el imperceptible trabajo que hay detrás de cada una de ellas, y así surgieron los making of finales que acompañan cada capítulo, con la intención de compensar las solitarias horas de archivo, estudio, diseño... y, sobre todo, con la idea de visibilizar el trabajo en equipo de Asiron y Martintxo. Porque realmente nos parece fascinante el grado de compenetración al que han llegado. De otra manera no hubieran podido completar la noble tarea de rescatar, para el futuro, los paisajes humanos de nuestro pasado.
LA SELECCIÓN. Después de haber analizado artículos, investigaciones y libros sobre la época que se va a tratar, Joseba Asiron esboza un esquema general del tomo: qué va a abarcar y qué se queda fuera.
EL GUION. Posteriormente, describe cada escena. Un pequeño guion, tan habitual en los cómics. De este modo, envía a Martintxo Alzueta documentación, referencias artísticas, bibliografía, documentos, fotos, folletos de museos, grabados y cuadros de personajes históricos, enlaces de internet... La afición de Asiron por el cómic y la ilustración, así como su dedicación a la historia del arte, hace que algunos de los dibujos de la obra sean readaptaciones de cuadros clásicos o de escenas cinematográficas. Todo esto se concreta en una detallada lista de instrucciones. Es el esqueleto de la ilustración.
PRIMEROS ESBOZOS. Es la hora del dibujo, cuando Martintxo le pone la “carne” al “esqueleto”, e interpreta, con todo ese material, cada una de las escenas. Por un lado imagina los fondos y por el otro los personajes. Puede pasar tres días, full time, procesando imágenes, ideas... esbozando en la mente y en el papel, a lápiz, cada una de ellas. El tiempo dedicado a este paso hace que la idea primera varíe y cree nuevas ilustraciones.
ESCANEADO. Los personajes y los paisajes en papel se escanean en alta resolución, desde donde pasan a engrosar la interminable lista de figuras que pueblan el disco duro de Martintxo.
COLOR Y RECREACIÓN DE LA ESCENA. Photoshop. Los colores pasan a dar vida a personas y lugares. Aunque tengan una base científica, la imaginación es vital para recrear ambientes históricos. La valentía y la intuición también. Un claro ejemplo de ello es la imagen del primer tomo en que se nos mostraba a una mujer del Paleolítico pintando las paredes de una cueva. Pues bien, una investigación reciente ha probado que en la gran mayoría de los casos efectivamente fue así.
CONTROL DE CALIDAD. El historiador recibe la imagen final. El primer paso es detectar posibles errores históricos: armaduras, vestidos, animales o productos que no existían por aquel entonces. Después sale a relucir el crítico de arte, que sugiere al ilustrador cambios de enfoque, de color y contraste, fondo...
Euskal Herriko historia ilustratua III
Joseba Asiron Saez Martín Alzueta 'Martintxo' Markel Lizasoain Baleztena
Editorial Txalaparta
Historia ilustrada de Euskal Herria III
Joseba Asiron Saez Martín Alzueta 'Martintxo'
Editorial Txalaparta
Fruto de una ardua labor de investigación y con unos textos que ceden su espacio a unas cuidadas ilustraciones, esta excepcional obra recrea, por vez primera en imágenes, los más importantes episodios históricos de Euskal Herria, poniendo rostro y situación a las personas protagonistas de nuestra historia. Un auténtico salto cualitativo en la noble tarea de rescatar, para el futuro, los paisajes humanos de nuestro pasado.
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Making of: Historia ilustrada de Euskal Herria III
La ciudadela de Pamplona
El objetivo de esta ilustración era presentar la Ciudadela de Pamplona en su diseño original, y poner en relieve su carácter desmesurado respecto a la propia ciudad, consecuencia de la inseguridad política del momento y de la posición estratégica de Pamplona frente a Francia. El punto de partida fue una fotografía aérea actual de la ciudad, tomada desde el barrio de Iturrama en el borde de la Vuelta del Castillo, con la Ciudadela ocupando la parte central y el casco histórico al fondo. Como dicha vista aérea presentaba la Ciudadela con el aspecto resultante tras las mutilaciones del siglo XX, para rescatar su aspecto original acudimos a la maqueta de gran formato existente en el Archivo de Navarra. Se nos presentaba entonces un segundo problema, pues dicha maqueta refleja la situación de Pamplona tras los primeros ensanches y sin sus murallas medievales. Consecuentemente, fue preciso llevar a cabo una tercera fusión, incorporando las torres y muros del frente occidental del recinto amurallado, junto a las actuales calles de San Gregorio, San Antón y Nueva. El resultado final rescata una vista inédita de la ciudad, con sus murallas medievales y con la Ciudadela en su momento de mayor desarrollo.
El incendio de San Sebastián
Para la ilustración del incendio de San Sebastián el guionista desplegó todo un compendio de las dificultades que se pueden plantear a un dibujante. Pidió la recreación de un espacio que propiamente ya no existe, como es la calle Mayor donostiarra antes de su destrucción de 1813, en el entorno de la iglesia de Nuestra Señora del Coro. Dispuso una vista en picado, forzando violentamente la perspectiva de la fachada barroca, y pidió, además, que la escena se desarrollara de noche y que la luz fuera justificada por la existencia de un pavoroso incendio. Los bocetos muestran dos momentos del proceso creativo, y el resultado final demuestra, una vez más, que Martintxo superó con creces todas las exigencias del retorcido guionista.
Vista de Bermeo hacia 1783
Una de las mayores preocupaciones que hemos tenido en esta obra ha sido la de no ceñirnos a los grandes hechos históricos ni a la vida de reyes y príncipes sino, de manera muy especial, reflejar la vida cotidiana del común de la gente. Fue en este contexto cuando, en una exposición en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, pudimos admirar una vista de Bermeo, obra del pintor madrileño Luis de Paret y Alcázar, ejecutada hacia 1783. Supimos además que existía una taracea pintada sobre piedra, que por exigencias de la técnica era más clara en su dibujo y volúmenes, por lo que las casitas humildes de los pescadores quedaban perfectamente retratadas. El trabajo consistió básicamente en centrar la ilustración en el casco urbano de Bermeo, eliminando todos los elementos que pudieran distraer esta vista. Se pidió además al ilustrador que marcara perfectamente los perfiles de las casitas, de manera casi individualizada.
El guerrillero Xabier Mina
Para la ilustración del guerrillero Xavier Mina Larrea el punto de partida fue un grabado de la época, en el que se le representaba junto a un cañón y a punto de desenvainar la espada con un ademán enérgico. No obstante, el guionista quería resaltar la épica del personaje, por lo que pidió representarlo ejecutando ese mismo gesto, pero a caballo. Para la composición general nos basamos en el retrato ecuestre de Napoleón III, obra de André Dedreux (1810-1860), de donde provienen las proporciones esbeltas y la pose estática pero alerta y en tensión del caballo. Como puede verse, los diferentes elementos, jinete, caballo y arreos, se dibujaron por separado. El rostro de Mina se realizó a una escala mayor por mejor recoger sus rasgos, y en una fase posterior se ajustaron las proporciones.
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