Derechos humanos como arma de destrucción masiva
Derechos humanos como arma de destrucción masiva nace por muchos motivos: de tipo político, de oportunidad histórica, etc. Qué duda cabe que el tema de los derechos humanos burgueses (a los que siempre se refieren como derechos humanos a secas) son de suma actualidad, de gran importancia en el momento histórico que nos ha tocado vivir. Porque a dicha afección se le dotó de una clara intención de evocar aspectos muy positivos, deseables, humanísticos y por los que hay que luchar; pero que en su realidad diaria llevan dentro de esas bonitas palabras puro veneno.
Además, hablar de esos derechos humanos tiene una íntima conexión con la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, difundida, orquestada y publicitada por los medios de comunicación escritos y visuales de los Estados capitalistas que se comenzaron a autodenominar como «democráticos» y del «mundo libre». Difundidos y embellecidos, pero sin poder olvidarse que son los derechos con los que la burguesía se ha dotado y que por ello hay que ponerle el adjetivo correspondiente, es decir, burgueses, y, por lo tanto, otra herramienta en la consecución de los objetivos de quienes los diseñaron, esto es, el control de la mayoría por una minoría.
Estos derechos humanos, que denominamos como «derechos abstractos», una vez analizado cómo se realiza su aplicación en la realidad concreta, devienen en todo lo contrario de lo que predica, esto es, en muerte y dolor, terrorismo, violencia de suma crueldad contra los pueblos del mundo.
En la segunda parte del libro hemos recalcado que la salud es una necesidad de los pueblos, es supervivencia humana y calidad de vida de las personas. No son derechos que se nos entregan de manera graciosa y desinteresada, como las monarquías y la nobleza los daban en siglos pasados, sino necesidades para un crecimiento de las personas digno y sano, derechos conquistados que deben formar parte del proceso de construcción de una sociedad nueva, libre de explotadores y saqueadores de recursos, una sociedad para todos y todas, es decir, una sociedad socialista.
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