La libertad es atea
El ateísmo marxista se basa fundamentalmente en la crítica del fetichismo y no tanto en la negación de la existencia hipotética de espíritus, de seres inmateriales que pueden ayudarnos o fastidiarnos, de diosas y dioses benefactores o crueles, de un único dios todopoderoso… o de un dios vago que creó el universo y luego, cansando o arrepentido, abandonó a la humanidad a un destino atroz y lleno de padecimientos.
En determinadas circunstancias, la religión está en condiciones de facilitar la solución del problema del orden; en este sentido puede descubrir objetivos y abrir caminos para alcanzarlos. Mediante ritos y símbolos, mediante un sistema de dogmas, mediante sus enseñanzas sobre premios y castigos, la religión puede contribuir a formar individuos socializados que acepten los valores dominantes como medios y fines legítimos.
A lo largo del libro se irá analizando el proceso de aparición de las primeras formas pre y proto religiosas, la aparición del animismo y totemismo, etc., hasta concluir hablando de las religiones con las que nos encontramos actualmente. En el último capítulo se desarrolla la crítica marxista del fetichismo.
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