Derecho a decidir: más de lo que parece | Jaume López
Ya está en la calle la segunda edición de El derecho a decidir. La vía catalana, un ensayo en el que Jaume López aborda este concepto clave desde múltiples perspectivas, poniendo encima de la mesa teorías y propuestas prácticas desde una posición radical y profundamente democratizadora. En las siguientes líneas os ofrecemos la introducción del libro.
En Cataluña, el derecho a decidir es un término que se ha hecho tan habitual en el paisaje conceptual de los últimos años que se podría decir que, para muchos, casi está al mismo nivel que la marca de un producto: popular, asumido, banal. Y, sin embargo, expresa una reivindicación política crucial para entender los anhelos de la sociedad catalana. Una idea motor. Probablemente, será imposible escribir la historia de las primeras décadas del siglo XXI en Cataluña sin mencionarlo. Asimismo, a poco que abramos la mirada más allá de lo que está pasando en Cataluña, nos damos cuenta de que, a pesar de la singularidad de nuestro caso, el derecho a decidir es la expresión local de una lucha universal, iniciada hace siglos: el desarrollo progresivo del principio democrático y la evolución histórica de lo que significa ser un estado democrático.
No hay nada de banal en el derecho a decidir. No podemos, a pesar de la recurrencia del término, darlo por supuesto. Al contrario. El progreso social pasa por convertir la arena pública en un espacio seguro donde se pueden plantear y resolver pacíficamente todas las demandas de la ciudadanía, sin apriorismos o "agujeros negros". Superados muchos tabúes morales y religiosos, hoy toca también superar los tabúes políticos causantes de tanto sufrimiento, en forma de violencia, conflictos enquistados y subdesarrollo.
De una forma difusa, seguramente, todo ello ya forma parte de la intuición de gran parte de la sociedad catalana que ha dedicado mucho tiempo y energía a favor de la reivindicación de este derecho, y para hacer posible su ejercicio. Pero vale la pena aplicar una mirada más precisa. En las próximas páginas me propongo abordar toda una serie de preguntas que hace años que giran en torno al derecho a decidir, a menudo, en mi opinión, mal contestadas, esperando que su respuesta ayude a precisar su significado, a reconocer su potencial y a valorar, en su justo alcance, todos estos esfuerzos.
Conviene remarcar, por lo tanto y desde el principio, que este no es un libro sobre la independencia de Cataluña. Al menos, no lo es en primer término. Su único protagonista es el derecho a decidir. Ahora bien, puesto que todo el proceso soberanista catalán ha venido impulsado por él, la lectora y el lector fácilmente puede hacerse una idea global de lo sucedido entre febrero del 2006 y octubre de 2017. Estas dos fechas marcan dos hitos de su reivindicación y ejercicio: la primera manifestación de la Plataforma por el Derecho a Decidir (PDD), origen de su difusión social, y el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre. En este período, algo más de una década, los catalanes buscan ejercerlo por cuatro vías distintas: las consultas no oficiales sobre la independencia organizadas por la sociedad civil (2009-2011), el proceso participativo sobre el futuro político de Cataluña convocado por la Generalitat (9 de noviembre de 2014) y el referéndum de autodeterminación (1 de octubre de 2017), a las que habría que añadir las elecciones autonómicas de septiembre de 2015, presentadas por algunas fuerzas políticas como “plebiscitarias”.
El derecho a decidir, como veremos, ha cumplido distintas funciones y no puede analizarse estrictamente desde una única dimensión. Por eso, en las próximas páginas se aborda desde distintas vertientes: social, política, jurídica, teórica. Su potencial es muy amplio y ello contribuye a generar confusiones a la hora de definirlo. En realidad, seguramente, cuando nos referimos a él queremos decir cosas distintas, dependiendo de en qué ámbito de análisis nos situemos. Propongo distinguir entre el derecho a decidir como marco cognitivo (aspiración social, de límites más o menos borrosos, que encuadra el debate político), como concepto (derecho político que aspira a ser reconocido legal y jurídicamente), y como nuevo paradigma desde el que reinterpretar el clásico derecho a la autodeterminación, que plantea dejar en un segundo plano el principio nacional que tradicionalmente lo ha sustentado y situar en su lugar el principio democrático.
Por el camino me dispongo a intentar responder a una serie de interrogantes sobre el derecho a decidir y su impacto y desarrollo en el caso catalán que, ya mismo, pongo sobre la mesa. Son estos:
¿Qué significa derecho a decidir? ¿Es un concepto, un artefacto de marketing político, un principio político? ¿Un derecho reconocido? ¿De dónde y cuándo surge? ¿Por qué ha tenido tanto impacto dentro del proceso soberanista catalán? ¿Cómo se ha entendido el derecho a decidir por parte de la ciudadanía, de la opinión pública, los partidos y las instituciones en Cataluña? ¿Y en España? ¿Es un derecho constitucional? ¿Lo podría ser? ¿Es lo mismo que el derecho a la autodeterminación? ¿Está reconocido en la jurisprudencia internacional? ¿Hay algún país que lo reconozca en su legislación? ¿O que lo haya ejercido? ¿Cataluña tiene el derecho a decidir? ¿Cataluña ya ha ejercido el derecho a decidir? ¿O cuando lo ejercerá? ¿Es posible crear nuevos estados, sin violencia y de manera democrática, en el siglo XXI? ¿El derecho a la autodeterminación en el siglo XXI debe entenderse igual que en el siglo XX? ¿Puede existir un derecho a la autodeterminación no fundamentado sobre un principio nacional? ¿Cómo sería?
¡Vamos allá!
Jaume López, introducción al libro El derecho a decidir. La vía catalana
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