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Prólogo de Jule Goikoetxea al libro 'La triple presencia'

¿Qué consecuencias tiene organizar la vida según la lógica del capital? ¿Por qué las mujeres tienen menos ingresos que los hombres aunque trabajen más? ¿Por qué la participación de las mujeres en el ámbito sociopolítico es más reducida, esporádica, y con mayores dificultades? ¿Por qué son ellas las que crían a sus hijos e hijas? ¿A quién beneficia este sistema? Estas son algunas de las preguntas que plantea Marina Sagastizabal en La triple presencia. Un ensayo riguroso y divulgativo que analiza cómo la amplia carga de trabajo que sostienen las mujeres afecta a su implicación en la esfera política, y explora un tema de gran relevancia en la actualidad: el choque entre vida y capital. A continuación reproducimos el prólogo del libro, de Jule Goikoetxea.

En este libro, Marina Sagastizabal nos habla de la influencia que tiene el trabajo que realizan las mujeres en su participación política. La triple presencia nos habla sobre una cuestión que está últimamente en boca de todas: el conflicto capital-vida.

¿Qué consecuencias tiene organizar nuestras vidas en base al capital? Es más, ¿qué consecuencias tiene para las mujeres el hecho de que un tercio y, en muchos casos, la mitad del trabajo que realizan sea de forma gratuita? ¿Por qué trabajan las mujeres de forma gratuita? ¿Por qué tienen menos ingresos que los hombres a pesar de trabajar más? ¿Por qué la participación de las mujeres en política es menor, esporádica, breve y más difícil? ¿Por qué crían ellas a las futuras generaciones? ¿Se privatiza aquello que hacen las mujeres o hacen las mujeres aquello que hay que hacer de forma privada? ¿Qué es consecuencia de qué? ¿A quién beneficia este sistema? ¿Es un único sistema?

La autora no tiene intención de responder a todas estas preguntas, pero ese es el objetivo del sugerente libro que tenemos entre nuestras manos: generar preguntas.

Para poder entender el funcionamiento de un sistema, hay que tener en cuenta muchos factores. Por ejemplo, para saber cómo funciona el capitalismo, una de las cosas que se debe hacer es “seguir el recorrido del dinero”. Se sigue al dinero para saber quiénes son los beneficiarios de este sistema. Sucede lo mismo con el patriarcado, el colonialismo y el racismo: ¿quién sale victorioso y quién perjudicado? Para conocer las bases de un sistema de dominación, hay que analizar la producción y distribución del poder que posee ese sistema: ¿quiénes salen fortalecidos y quiénes debilitados? ¿Quiénes obtienen mayor bienestar? ¿Quiénes tienen más tiempo? ¿En base a qué tienen algunos la capacidad de decidir sobre el uso de ese tiempo? ¿Tienen acaso características comunes los que salen fortalecidos o privilegiados?

Este debería ser, en realidad, el objeto de todo libro: ayudar a la lectora a formular las preguntas adecuadas.

La triple presencia explica que el trabajo remunerado es un trabajo mercantilizado, un trabajo que genera poder, ya que no solo genera ingresos, sino también poder social y prestigio. Sin embargo, los trabajos de hogar y de cuidados son trabajos que realizan las mujeres sin remuneración alguna, no generan poder alguno, y, cuando se mercantilizan, tienden a estar muy mal pagados, convirtiendo la precariedad en característica de la mayoría de las mujeres. Por último, encontramos un tercer elemento que entra en discordia: estos dos tipos de trabajo –el remunerado y el realizado de forma gratuita– también influyen en la participación política de las mujeres. Sagastizabal nos muestra claramente que las mujeres tienen mayor carga de trabajo, porque trabajan más que los hombres, lo que les deja menos tiempo, y el tiempo que les deja es un tiempo fragmentado y más precario para hacer política y ocupar el espacio público. Eso es, en definitiva, lo que varias autoras nos han enseñado desde hace tiempo, no solo Mies, Federici, Hartmann, Delphy, Moreno o Haug, sino también las que tenemos entre nosotras. Como la obra de María Rodó, que nos muestra las dificultades que tenemos para tomar las calles; o la de Zuriñe Rodriguez y Oihana Etxebarrieta, donde se analizan las consecuencias que la lucha armada, es decir, la entrada en un espacio político concreto, supone para las mujeres. También Eider Rodríguez y Uxue Alberdi, en sus libros para la colección LISIPE de Susa, Idazleen gorputzak y Kontrako eztarritik, han analizado lo que sucede en el ámbito cultural, que es también parte del espacio público: la primera, en el ámbito de la literatura, y la segunda, en el del bertsolarismo. Contamos también con el reciente estudio del Grupo Feminista BIBA, Democracia Patriarcal (editado en esta misma casa), que aborda, entre otros, algunos de los fenómenos que se analizan en el libro que tenéis entre manos. Todas ellas llegan a la misma conclusión: la socialización de las mujeres y las prácticas que configuran su día a día, incluida la vida laboral y familiar, limitan su participación cultural y política, lo que repercute directamente en el escaso poder económico de las mujeres, así como en sus ingresos económicos, pero también en la devaluación de su capital social, cultural, político y simbólico. Y es que la situación estructural de las mujeres se debe a decisiones tomadas por los hombres que sí pueden hacer política, y para poder cambiarla es imprescindible conquistar el lugar privilegiado que ellos ocupan en la participación política y pública. Sin embargo, eso es precisamente lo que las mujeres no pueden conseguir: una participación política y pública duradera que permita cambiar su opresión estructural.

La cantidad de referencias que recoge Sagastizabal deja de manifiesto que se trata de un tema multidimensional que no se puede abordar en un solo libro. Pensar entre todas significa también leer y dar visibilidad a aquello que escribimos y hacemos las mujeres.

Jule Goikoetxea, prólogo del libro La triple presencia

Cualquier lingüista diría de esta obra que es recursiva; la académica, que es un prolífico trabajo de investigación; para mí, como lectora, es la pregunta que hay que hacerle al día a día para cambiar las cosas. En los libros a veces buscamos respuestas; otras veces, preguntas.

Nagore Fernandez, en Berria

Este libro permite pensar sobre el tiempo y mirar la vida cotidiana de otra manera. Nos invita a tomar conciencia, con la ayuda de obras y autoras feministas referentes en este tema, y, tras su lectura, despierta las ganas de debatir con las personas de nuestro alrededor.

Amaia Alvarez Uria, en Argia

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