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Nelson Mandela y su largo camino hacia la libertad

Nelson Mandela fue uno de los líderes más relevantes del siglo XX. En Txalaparta publicamos Un ideal por el cual vivo (2005), una selección de textos del político sudafricano que incluye esta semblanza biográfica, escrita por Nathalie Lezama.

Nació el 18 de julio de 1918 cerca de Qunu, en el antiguo bantustán de Transkei, en el seno del clan madiba, de la etnia xhosa, uno de los 15 hijos de un consejero real, y le pusieron el nombre de Rolihlahla Dalibhunga Mandela. Al quedar huérfano en 1927, fue puesto bajo la protección del regente de los thembu, David Dalindyebo. Recibió educación primaria en la Methodist Boarding School, donde un maestro con ínfulas imperiales le puso el primer día de clase el nombre anglófono de Nelson.

Su educación secundaria transcurrió en la Wesleyan School de Healdtown, de donde pasó, en 1939, al instituto universitario de Port Hare. Debido a su participación en acciones de protesta estudiantiles, fue expulsado de las aulas en el tercer año de la carrera, por lo que tuvo que graduarse por correspondencia desde Johannesburgo. Posteriormente inició sus estudios de Derecho en la Universidad de Witwatersrand. En Johannesburgo, ciudad donde se había establecido para evitar un matrimonio concertado por su protector, se vinculó al activismo político y se integró al Congreso Nacional Africano (CNA), organización que desde su fundación en 1912 impulsaba el nacionalismo negro. En 1944 se graduó como abogado, profesión que comenzó a ejercer en Johannesburgo, mientras, bajo el liderazgo de Anton Lembede, y colaborando con William Nkomo, Walter Sisulu, Oliver Tambo, Ashby Mda y otros, trabajaba en la transformación del CNA, que hasta entonces había planteado sus reivindicaciones por cauces constitucionales, en un movimiento de masas radical que se enfrentara abiertamente al régimen segregacionista sudafricano. En 1948 Nelson Mandela fue elegido secretario nacional de la Liga Juvenil del CNA (ANCYL), organización que jugaría un importante papel en la extensión y radicalización de la lucha por los derechos de la población negra.

Tras vencer en las elecciones de 1948, el Partido Nacional (NP) insistía en la supremacía blanca y el apartheid, un sistema político, social y económico basado en la segregación y el dominio racial institucionalizado mediante la fuerza. Pretextaba para ello la amenaza que supuestamente representaban las tres K que eran, en ortografía afrikaner, el Kaffer o negro, el Koelis o indio y el Kommunismus. El Estado ni siquiera pretendía representar al conjunto de habitantes del territorio sudafricano, cuya población se componía de más de 20 millones de negros, casi 3 millones de mestizos y casi 1 millón de indios, mientras la población blanca era de 4 millones. La gran mayoría carecía del derecho al sufragio universal, y el país entero se hallaba segregado. La mayoritaria población negra era obligada a vivir en bantustanes que comprendían solamente el 13% del territorio del país, forzada a llevar pasaporte y tratada como extranjera en cuanto saliera de su zona. Las viviendas, las escuelas, los hospitales, los centros de recreo, los trenes, los autobuses, hasta los puentes estaban segregados racialmente. La vida de la población negra se caracterizaba por graves índices de enfermedad, desempleo y hambre.

En 1949 el CNA se comprometió en un programa de acción que, mediante convocatorias de huelga, desobediencia civil, no cooperación y otras formas de lucha no violentas, reclamaba la igualdad de derechos para los ciudadanos de color, un Parlamento representativo según el principio de una persona un voto, la abolición de los impedimentos para la educación de los jóvenes negros y una redistribución más democrática de la tierra. Presidente de la ANCYL y miembro del comité ejecutivo de la CNA, Nelson Mandela fue el encargado de la extensión de la Campaña de Desafío a las Leyes Injustas, un movimiento de masas no violento por el que fue procesado en julio de 1952, acusado de violar la Ley de Supresión del Comunismo. Aunque la sentencia a prisión fue suspendida, se le impidió participar en actos públicos y fue confinado en Johannesburgo durante seis meses. Profesionalmente, el bufete de abogados de Nelson Mandela y Oliver Tambo, primero del país conducido con licencia por negros, trabajó por los derechos elementales de las personas y fue incesantemente importunado por ello, hasta ser cerrado en 1956.

Nelson Mandela fue uno de los organizadores del Congreso del Pueblo que se celebró el 25 y 26 de julio de 1955 en Kliptown, cerca de Johannesburgo, donde se aprobó unánimemente la llamada Carta de la Libertad. El Congreso del Pueblo fue convocado por el CNA, el Congreso Indio Sudafricano, la Organización de los Pueblos de Color, el Congreso de Demócratas y el Congreso Sudafricano de Sindicatos. La Carta de la Libertad fue un manifiesto al país y al mundo que las organizaciones antirracistas adoptaron como programa, asegurando que Sudáfrica pertenecía a todos los que vivían allí, fueran del color que fueran, y que ningún gobierno podía reivindicar legítimamente la autoridad si esta no se basaba en la voluntad de todo el pueblo. Un año después, 156 activistas anti-apartheid, entre ellos Nelson Mandela, fueron arrestados por el régimen racista y acusados de «alta traición». El régimen de Pretoria los acusó de sedición inspirada por «el comunismo internacional» para derrocar al Estado mediante la violencia. Tras un proceso que duró cuatro años, todos los acusados fueron declarados inocentes.

La Organización de las Naciones Unidas declaró que el año 1960 sería el “Año de África”, reconociendo la adhesión universal a la idea de independencia para los países africanos, después de una prolongada colonización. Sin embargo, el 21 de marzo de 1960 se produjo la masacre de Shaperville, donde decenas de hombres, mujeres y niños negros que se manifestaban pacíficamente contra el régimen racista fueron masacrados por la Policía. Tanto el CNA como otras organizaciones que luchaban contra el apartheid fueron proscritas por el gobierno, y más de 20.000 personas de diversas razas fueron arrestadas, entre ellas Nelson Mandela, y liberadas más tarde. Mandela, convencido ya de la ineficacia de la lucha pacífica contra el apartheid, organizó en la clandestinidad el brazo armado del CNA, la Umkhonto we Sizwe (La lanza de la Nación). En enero de 1961 salió clandestinamente del país para recabar apoyos para la Umkhonto we Sizwe en Etiopía, Egipto, Marruecos y Argelia, donde también obtuvo entrenamiento guerrillero, así como en Gran Bretaña.

El 31 de mayo de 1961 el Partido Nacional (NP) proclamó la República de Sudáfrica, rompiendo los lazos con la Commonwealth y la corona británica que la Unión de Sudáfrica había mantenido desde la independencia de facto en 1910. El 5 de agosto de 1962 Nelson Mandela fue arrestado nuevamente y juzgado por promover huelgas y por salir del país sin documentos legales. En su declaración se negó a aceptar el tribunal, argumentando que los tribunales blancos eran parte interesada a la hora de juzgar a un negro y que no podían ser imparciales razonando, además, que él no estaba obligado a obedecer las leyes de un Parlamento blanco en el que no se encontraba representado. La condena fue de cinco años de prisión. Empezó a cumplir la sentencia en la Prisión Central de Pretoria, pero en 1963, al ser arrestados los dirigentes del CNA Walter Sisulu, Govan Mbeki, Raymond Mhlaba, Admed Kathrada, Denis Goldberg, Lionel Bernstein, Elias Motsoaledi y Andrew Mlangeni, en Rivonia, un suburbio de Johannesburgo, se amplió la causa de Nelson Mandela con los cargos de sabotaje y terrorismo.

El juicio de Rivonia se inició en octubre de 1963 y Nelson Mandela, sentado en el banquillo de los acusados junto a los otros, asumió su autodefensa y sostuvo dignamente la legitimidad de la creación del Umkhonto we Sizwe y del programa antirracista del CNA a pesar de que el fiscal solicitara para él la pena de muerte. Finalmente Mandela y casi todos los demás dirigentes del CNA fueron condenados a cadena perpetua.

Mandela fue internado en la prisión de máxima seguridad de Robben Island, una pequeña isla a siete kilómetros de la costa de Ciudad de El Cabo. En aquella isla fueron recibidos con los gritos de: «Dis die Eiland! Hier gaan julle vrek!», (¡Ésta es la isla, aquí van a morir!) A pesar de que fue presentado oficialmente como racista negro y peligroso terrorista, el preso 466/64 se convirtió desde su celda en el símbolo de la resistencia negra y de la voluntad secuestrada de su nación. De hecho, uno de los lemas más escuchados durante la segunda mitad del siglo XX tanto en Sudáfrica como en todo el mundo ha sido: «Libertad para Nelson Mandela». La prisión fue muy dura y prolongada. Los funcionarios afrikaners les conminaban a moverse exclamando «Haas», que significa muévanse, y que es una palabra que se sólo se usa con el ganado. No hace falta explicar por qué en su libro autobiográfico titulado El largo camino a la libertad, Nelson Mandela se refiere a su prolongada estadía carcelaria como «los años oscuros». Con él compartían aquel oscuro destino Walter Sisulu, Govan Mbeki y otros muchos. En Robben Island murió también Robert Sobukwe, dirigente del Congreso Pan Africano.

Además de ellos, las familias de los presos sufrían la prisión profundamente. En 1958, Nelson Mandela se había casado en segundas nupcias con Winnie Madikizela, con la que tendría dos hijas. Mientras su esposo permaneció en prisión, el poder se ensañó particularmente con Winnie Madikizela-Mandela, que se convirtió pronto en una dirigente de actitudes radicales en el seno del CNA; en 1977 fue confinada con sus hijas y nietos, impidiéndosele las visitas a su esposo.

En abril de 1984 Nelson Mandela fue trasladado a la prisión de Pollsmoor, en Ciudad de El Cabo, y en diciembre de 1988 a la prisión de Victor Verster, cerca de Paarl, donde debido a su tuberculosis se le aisló en un bungalow con jardines, piscina y cocinero particular. A finales de los años setenta Nelson Mandela rechazó la propuesta del gobierno blanco de ser amnistíado a cambio de aprobar la política sobre los bantustanes, particularmente la independencia del Transkei, y establecerse allí. A mediados de los ochenta rechazó nuevamente la oferta de ser puesto en libertad a cambio de condenar públicamente el uso de la violencia, aduciendo que los presos no pueden hacer tratos, que sólo pueden hacerlo las personas libres. Sin embargo, a partir de 1986, sostuvo con el régimen blanco diversos contactos secretos, que fueron ásperamente rechazados por algunos dirigentes del CNA, pero que abrieron la vía negociada para el cambio de régimen. El 5 de julio de 1989, sorprendentemente, Nelson Mandela fue invitado a tomar té con Pieter Botha en la casa presidencial. En noviembre de 1987 fue excarcelado Govan Mbeki, padre del actual presidente de Sudáfrica Thabo Mbeki. Con la llegada a la presidencia de Frederick de Klerk, en agosto de 1989, las reformas se aceleraron. En octubre de 1989 excarcelaron a Walter Sisulu y a otros dirigentes. El 13 de diciembre tuvo lugar el primero de tres encuentros personales entre Frederick de Klerk y Nelson Mandela. A principio de febrero de 1990 se legalizó el CNA y otros partidos políticos como el Partido Comunista (SACP) y el Congreso Pan Africano (PAC). Nelson Mandela fue puesto en libertad finalmente el 11 de febrero de 1990, tras casi 28 años de prisión.

Al salir en libertad, en sus declaraciones públicas a la prensa y ante la muchedumbre congregada en el estadio de Soweto, el sufrido barrio negro de Johannesburgo, Nelson Mandela pidió moderación y mostró su apoyo a los cambios emprendidos por Frederick de Klerk. Mandela no concitó con esa postura un apoyo unánime. Los radicales del PAC, que se había escindido del CNA en 1959 por no aceptar la participación de gente no de color, como blancos e indios, en la lucha contra el apartheid, siguieron apostando por la vía revolucionaria y la derrota del régimen. Mandela hizo pública la renuncia del CNA a la lucha armada y emprendió una serie de viajes por todo el mundo solicitando que no se levantaran las sanciones internacionales contra Sudáfrica mientras continuaran las tropelías de las Fuerzas de Seguridad contra la población negra y hasta que el gobierno blanco no completara sus reformas. El desmantelamiento del apartheid fue un proceso complejo y con peligrosas ten- siones. Sin olvidar las provocaciones de la extrema derecha blanca que no aceptaba perder sus privilegios, uno de los problemas más graves fue el enfrentamiento étnico entres xhosas, generalmente identificados con el CNA, y zulúes, representados por el Partido Inkhata de la Libertad (IFP), encabezado por Mangosuthu Buthelezi, Primer Ministro del bantustán de Kwazulu Natal.

Nelson Mandela representó a su partido en las conversaciones oficiales entre la CNA y el gobierno, y fue elegido presidente de la CNA en julio de 1991, sustituyendo a Oliver Tambo, enfermo y hospitalizado en Suecia, quien había ocupado el cargo desde que sustituyó a Albert Lutull en 1967. Mandela no sólo tuvo fuertes tensiones con el Partido Nacional, con el Partido Pan Africano y con Inkhata, también tuvo problemas “domésticos”, pues seguían vigentes ciertas posiciones radicales en el CNA. En abril de 1992 se anunció su divorcio de Winnie, que era presidenta de la Liga Femenina del CNA y mantenía posiciones mucho más radicales que su esposo. Winnie había sido condenada el año anterior a seis años de prisión por el secuestro en 1988 de cuatro jóvenes y el asesinato de uno de ellos por parte de sus guardaespaldas. Winnie logró que la condena fuera suspendida, pero el escándalo dañó irreparablemente su trayectoria política.

Después de que Frederick de Klerk y Nelson Mandela consensuaran, en reuniones multipartidistas, los mecanismos e instituciones de la transición, del 26 al 28 de abril de 1994 tuvieron lugar las elecciones de los 400 miembros de la nueva Asamblea Nacional multirracial. Como se esperaba, el CNA obtuvo 252 escaños, el 62,6% de los votos mientras el NP conseguió 82 escaños, el 20,4% de los votos. El 10 de mayo de 1994, elegido por la Asamblea Nacional, Nelson Mandela se convirtió en presidente de la República de Sudáfrica, organizando, de acuerdo con lo convenido, un gobierno de unión nacional con el blanco Partido Nacional (NP), el zulú Partido Inkhata de la Libertad (IFP), y el multirracial Partido Comunista (SACP). Con Mandela desaparecieron en pocas semanas los estigmas que la República padecía a nivel internacional, el país volvió a la Commonwealth el 1 de junio, a la Asamblea General de Naciones Unidas el 23 de junio, ingresó en la Organización para la Unidad Africana el 23 de mayo y en el Movimiento de Países No Alineados el 31 de mayo. Sobre él recayó la inmensa responsabilidad de satisfacer las esperanzas de un pueblo que, aunque ahora se le reconocieran ya plenamente sus derechos políticos, se enfrentaba a numerosos impedimentos para su promoción social y económica. Los millones de habitantes de los barrios negros que ansiaban salir de su pobreza chocaban con la realidad de las normas no escritas de la desigualdad racial y la permeabilidad de los derechos humanos.

Nelson Mandela propició unas reglas de juego que, a pesar del dominio del CNA en la gestión del poder, proporcionaron responsabilidades a los demás partidos, aunque ni siquiera fueran aliados. En esta distribución, con el deliberado propósito de implicar a las elites blancas en el proceso de cambio, se le asignaron al NP algunos sectores clave, como la economía, la defensa y la seguridad. El sistema funcionó durante los años siguientes: implicó a la ciudadanía blanca en el cambio y desarmó mucho más rápidamente de lo esperado a la extrema derecha racista, que se automarginó totalmente del escenario político; implicó al IFP y apaciguó las graves tensiones que se venían produciendo en la provincia de Natal con la población zulú, y aseguró al país un amplio respaldo internacional. En cuanto a la emancipación socioeconómica de la población negra, el balance del nuevo gobierno sería mucho más agridulce. Los servicios sociales se ampliaron a los populosos barrios marginales y fue constituyéndose una nueva clase media de color. Sin embargo, la población blanca, menos del 14% de la población, seguiría dominando los negocios y prácticamente todo el sistema financiero. Por otro lado, el Gobierno fue incapaz de contener la delincuencia por parte de sectores de la población negra, entreverada con un radicalismo político.

En junio de 1996, coincidiendo con la aprobación de la nueva Constitución, el NP abandonó el gobierno de unión nacional aduciendo que la transición ya se había cumplido razonablemente. A pesar de que las relaciones no fueron en ningún momento cordiales, esta actitud demostraba más la aceptación y la resignación de la minoría blanca ante la situación que una actitud agresiva ante el nuevo gobierno.

En julio de 1995 convocó una Comisión de la Verdad y la Reconciliación, para esclarecer las graves violaciones de los Derechos Humanos cometidos durante el apartheid. La Comisión, presidida por el obispo y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, presentó el resultado de sus investigaciones en octubre de 1998, un contundente documento de 3.500 páginas en el que, además de atribuir la mayor responsabilidad de las atrocidades al Estado segregacionista blanco, denunciaba violaciones de los Derechos Humanos cometidos por el movimiento de liberación negro, solicitando el procesamiento no sólo de Pieter Botha, sino también de militantes como Mangosuthu Buthelezi y Winnie Mandela. El informe provocó gran malestar en el CNA y el sector encabezado por Thabo Mbeki, que también salió mal parado en la Comisión, se negó a pedir disculpas por su lucha contra el apartheid. Nelson Mandela se limitó a expresar su apoyo al trabajo de la Comisión, sin entrar en polémicas.

Mandela se convirtió en una personalidad política internacional de primer orden. En septiembre de 1998 se celebró en Durban la XXI Cumbre trianual del Movimiento de los No Alineados y fue elegido presidente de turno de la organización, declarando que su país tenía intenciones de mantener buenas relaciones con todos los Estados, incluso con los que figuraban en la lista negra de Estados Unidos. Durante su presidencia y también posteriormente, se le ha reconocido como una gran autoridad moral a la hora de la resolución de los conflictos bélicos, sobre todo los de Oriente Medio y los que arrasan África. Medió, por ejemplo, entre el dictador zaireño Mobutu Sese Seko y el lider guerrillero Laurent Kabila, que finalmente alcanzó el poder en Kinshasa. Posteriormente, en la guerra que estalló en la nueva República Democrática del Congo, multiplicó sus esfuerzos y, a pesar de sus simpatías por Laurent Kabila, llegó a enfrentarse con Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe, por enviar tropas. En general, la actitud de Nelson Mandela se caracterizó por propiciar el diálogo y una sociedad multiétnica, y por su reticencia a las inter- venciones militares de interposición. También participó en el conflicto de Burundi, sustituyendo como mediador al fallecido Julius Nyerere, ex-presidente de Tanzania, y tratando de establecer un poder compartido entre los distintos sectores de la minoría tutsi y la mayoría hutu, consiguiendo que en agosto del 2000 se firmara en Arusha, Tanzania, un acuerdo de paz, aunque no fuera avalado por todos los sectores de ambas etnias.

El 18 de julio de 1998 Nelson Mandela cumplió 80 años, día que escogió para casarse en Johannesburgo con Graça Machel, de 52 años y viuda del ex-presidente de Mozambique Samora Machel, a la que conoció en Maputo en 1990 y que fue su compañera sentimental al menos desde 1996. Mandela se casó por primera vez en 1946 con Evelyn James, de la que se separó seis años después tras tener tres hijos, uno de los cuales falleció en un accidente de tráfico en 1969 estando él encarcelado. Tuvo otras dos hijas con Winnie Madikizela de la que, tras tres años de separación, se divorció en 1996.

Ese año, anunció que no se presentaría a la reelección y que propondría a Thabo Mbeki para el puesto. En diciembre de 1997 presentó su renuncia como presidente del CNA y fue sustituido por Mbeki. En la primavera de 1999 realizó una gira nacional de despedida, aleccionando a su pueblo a superar la violencia y el sectarismo y a consolidar la democracia multirracial, reconociendo que Sudáfrica tenía aún muchos problemas por resolver. De hecho, en la actualidad el desempleo alcanza graves índices, el 42%, el SIDA sigue flagelando a más de un millón de ciudadanos y la delincuencia refleja datos alarmantes ya que anualmente son asesinadas cerca de 20.000 personas.

Después de una aplastante victoria en las elecciones del 2 de junio de 1999, Thabo Mbeki asumió la presidencia del país, y Nelson Mandela se alejó del ejercicio del poder asumiendo el papel simbólico de padre de la nación y personalidad de prestigio requerida por los foros internacionales. En su país es un personaje admirado por la población negra, e incluso la población blanca ha acabado por reconocer su talla humana, su carisma y su responsabilidad. Recibió los premios más importantes en la esfera internacional, incluido el Premio Nobel de la Paz en 1993, que aceptó en nombre de todos los sudafricanos que se sacrificaron por llevar democracia y paz a su país.

Escribió dos libros autobiográficos, The Struggle is my Life (La lucha es mi vida) en 1988 y Long Walk to Freedom (Largo camino hacia la libertad) en 1995, y nunca declinó en su prolongado combate por la democracia, el igualitarismo y la cultura. Sus palabras son motivo de inspiración para todos los oprimidos y desposeídos, para todos los que se enfrentan a la opresión y al despojo. Nelson Mandela significa, de alguna manera, el triunfo de la dignidad personal, la tenacidad y la reconciliación, sobre el  despotismo, el desaliento y el odio.

Nathalie Lezama, primavera de 2004.

(Después de sufrir una prolongada infección respiratoria, Nelson Mandela murió el 5 de diciembre de 2013 a la edad de 95 años).

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