Prólogo de Patxi Zamora al libro 'Nos llamarán chaqueteros'
Nos llamarán chaqueteros estudia, desde una perspectiva interna, la creación, formación y desarrollo del PSOE y la UGT en Navarra entre los años 1974 y 1982. Una aproximación guiada por los interrogantes en torno al cambio ideológico producido en el seno del PSOE navarro en esos años. A continuación podéis leer un extracto del prólogo, escrito por Patxi Zamora.
Navarra no se entendería sin el papel que ha desempeñado este partido
María Chivite, 20 de junio 2022
Esta inocua reflexión de María Chivite, presidenta de Navarra y secretaria general del PSN, cuando se celebra el 40 aniversario de su fundación con estas siglas, pone de relieve la importancia de este libro que publica el doctor Mikel Bueno. Porque, efectivamente, debemos entender qué papel ha jugado el PSN en Navarra, por qué y en beneficio de quién.
En primer lugar, me gustaría resaltar que esta obra es el resultado de un trabajo científico de investigación histórica con una base documental extraordinaria. Y, por otra parte, de una labor de entrevistas personales con muchos de los protagonistas directos de esta convulsa transición o, para ser más exactos, de la sucesión de cambios ideológicos ("chaqueteros") de este partido, en su origen marxista, partidario del derecho de autodeterminación y, sobre todo, como veremos a lo largo de estas páginas, favorable a la unidad de la CAV y de Navarra. Después, el PSN derivaría en formación socialdemócrata, acérrima defensora de la uniprovincialidad del territorio foral y, durante décadas, del mayor apoyo de la derecha tradicionalista en esta comunidad.
Dos de las cuestiones que Nos llamarán chaqueteros refleja con más claridad están vinculadas a la obsesión por llegar al poder de los dirigentes del PSN, costara lo que costara. La primera, como avanzaba, el desprecio a los principios ideológicos; y la segunda, la absoluta sumisión a los dictados e intereses del partido desde Madrid, sin contar para nada con los de sus militantes y, mucho menos, con los de la ciudadanía navarra. Unos dictados de un PSOE al que, desde Madrid, no le preocupa demasiado lo que ocurra en este territorio, del que desconoce su realidad sociológica e histórica, de la misma manera que, a menudo, no se ha percatado de la catadura de los candidatos que lo han dirigido, teniendo en cuenta para apoyarles únicamente su obediencia y desentendiéndose de otros valores éticos, algo que le costaría muy caro a medio plazo.
A modo de ejemplo de este desconocimiento de Navarra por parte de los dirigentes socialistas en Madrid, la curiosa y vergonzosa situación que se produjo en las primeras elecciones tras la muerte de Franco. En el mitin central celebrado en el teatro Gayarre de Pamplona, se vivió la actuación estelar de Alfonso Guerra, número dos del partido en el Estado. La víspera, el mismo escenario había acogido al PNV. Guerra, con su habitual gracejo andaluz, describió el evento jelkide: “ayer, en este mismo teatro se escuchaba el frufrú de las sotanas”, aludiendo con ironía a la cercanía del PNV con la iglesia vasca. Su ignorancia acerca de Navarra y sobre los dirigentes de su propio partido en este territorio era tal que pronunciaba estas palabras al lado del lider navarro designado por su ejecutiva: Gabriel Urralburu, sacerdote ordenado.
“Agostazos” varios
Acerca de la sumisión a los dictados del partido en Madrid, las pruebas son incontestables tras “agostazos” varios. Porque el PSN no solo quería el poder para gobernar, sino para mantener algunas cuotas de gestión que le permitieran alimentar a la escasa familia socialista en Navarra.
De ahí –obviando otros análisis más concienzudos sobre la importancia de Navarra como cuestión de Estado, que Mikel Bueno desgrana con mayor rigurosidad en este libro– el alineamiento del PSN durante las últimas décadas con la “teoría de los quesitos”, gracias a la que los conservadores de UPN gobernaron durante décadas con el apoyo, primero externo y más tarde dentro del gobierno, de los “chaqueteros”, con su secretario general, Roberto Jiménez, como vicepresidente.
Uno de los factores de la pobre capacidad ética y estratégica del PSN es su escasa militancia desde la creación de estas siglas, que fue menguando tras los sucesivos bandazos ideológicos. Mientras el PSE se enorgullece de numerosas casas del pueblo a lo largo de toda la CAV y de un partido y una militancia históricas, el PSN se mantiene con un grupo de dirigentes ansiosos por las prebendas del poder, con una pobre estructura (que le hace casi invisible en el ámbito municipal) reducida aún más tras las sucesivas purgas de históricos socialistas, los más combativos y, a su vez, los más votados dentro del partido hasta el nacimiento del PSN.
Homenaje merecido entre ellos para el abogado Alberto Arregui, ya fallecido, que fue expulsado a pesar de ser el militante que más votos obtuvo para encabezar la lista de los socialistas navarros, y a quien tuve el placer de conocer, pues se mostró dispuesto a colaborar desinteresadamente con Kontuz! desde Madrid cuando nuestras denuncias por el caso de Caja Navarra llegaron a la Audiencia Nacional.
Del ansia de poder y el vacío de valores ideológicos, a la corrupción
Y de aquellos lodos, estos barros… porque la historia del PSN (liderada por Urralburu y Asiáin desde sus inicios), tan vacía de principios y ética política como llena de mentiras y ambición, trajo pocos años más tarde una altanera, fruto de la impunidad, corrupción institucional, por la que fueron condenados, entre otros, el propio presidente del gobierno Gabriel Urralburu, su consejero de Obras Públicas, Antonio Aragón, y su amigo, el Delegado del Gobierno en Navarra y posteriormente Director General de la Guardia Civil, Luis Roldán.
Cabría recordar que el PSN ganaría las elecciones forales de 1984, encabezado por Urralburu y Aragón, tras celebrar el centenario del partido bajo el lema “100 años de honradez” y una campaña electoral con el eslogan “Honestidad en la defensa de Navarra”, todo ello mientras ya cobraban comisiones millonarias, que depositaban en Suiza, por todas las grandes obras de infraestructuras.
En el libro El jefe de los espías (basado en el archivo secreto del general Manglano, consejero del rey emérito y director del CESID) se cuenta que, durante su fuga, Luis Roldán se comunicaba con Felipe González a través de Gabriel Urralburu. En fin, que toda la cuadrilla en Madrid y en Pamplona estaba “conectada”, tapaba sus miserias y compartía gustos, objetivos, maneras y falta de escrúpulos muy lejos del socialismo que preconizaban. Y lo hicieron con espectáculo de prensa rosa: comilonas en restaurantes de lujo, fiestas de todo tipo, chalet en Ibiza del presidente de Navarra, al que acudieron muchos de los dirigentes que “nunca sospecharon de la corrupción”…
Tampoco deberíamos olvidar el apoyo que recibieron estos dirigentes del PSN, precisamente por su cambio de chaqueta en cuestiones vitales para el diseño del Estado, incluso después de descubrirse sus felonías, por parte de la derecha navarrista, con su medio de comunicación a la cabeza. Diario de Navarra titulaba tras la dimisión de Urralburu: “Dimite un gran espada de la política navarra” para definir a una persona que llevaba cientos de millones de las antiguas pesetas amasadas en mordidas a las principales constructoras del estado.
“Chaqueteros”, calificativo suave y moderado
Nos llamarán chaqueteros estudia y argumenta quiénes y por qué pasaron –como su líder y exsacerdote Gabriel Urralburu– de cantar en la parroquia de Echavacoiz el “Contigo estamos amigo, la clase trabajadora, contra la gente opresora”, a la entente con la derecha; de vanagloriarse de sus ocho apellidos vascos en la defensa de la ikurriña, al repudio visceral a cualquier acercamiento a otros territorios vascos; del internacionalismo anti-OTAN, a un “OTANismo” convencido, afirmando, tras el referéndum, en el que en Navarra venció el no a la integración en esta estructura armada, que “la mayor alegría de mi primer mandato fue cuando supe que habíamos ganado el referéndum”; de un republicanismo del que los socialistas navarros eran firmes partidarios, a conceder a Juan Carlos I la medalla de oro de Navarra, máximo galardón que se entrega a quienes defienden nuestra comunidad, porque, según el líder del PSN, “Juan Carlos y su esposa despiertan gran simpatía en nuestro pueblo”.
Esta transformación absoluta tenía y tiene un objetivo evidente: el PSOE y, por ende, el PSN, quisieron y lograron convertir a su partido en el pilar fundamental del régimen del 78, el mismo que ha construido los mimbres para que las fuerzas vivas del franquismo continúen siéndolo en su nueva democracia, dirigida, juzgada y vigilada por los mismos nombres y apellidos que antaño y, lo que es peor, con los mismos ideales del rancio nacionalcatolicismo que lo lideró y que perviven con bastón de mando gracias a este partido “socialista”.
Patxi Zamora, extracto del prólogo del libro Nos llamarán chaqueteros.
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