SCI-FEM: un recorrido feminista y subversivo por las series de televisión

Este libro cambiará nuestra forma de ver la televisión, demostrándonos que la ciencia ficción -y un libro sobre la ciencia ficción- puede ser y es un campo particularmente fértil para la subversión de los roles de género, la creación de arquetipos enfrentados a la dominación patriarcal y para la transformación feminista de las relaciones humanas. Un excelente vehículo para combatir el fascismo, la desigualdad y el sexismo.

Enanos, castrados, mujeres y bastardos que se oponen a padres que les han hecho daño y que han hecho daño a otros y que se han propuesto acabar con ese mundo de hombres. Esa es la alianza antipatriarcal con la que Daenerys quiere conquistar poniente para convertirlo en un sitio mejor.
Irati Jimenez.

Con todos estos factores V marcó, para bien, nuestra infancia y su imaginario. Desde la actualidad nos enseña y nos hace ver que una serie de ciencia ficción es un vehículo excelente para combatir el fascismo y, como no puede ser de otra manera, la desigualdad y el sexismo. Y es que, como dice Julie cuando Kyle se va detrás de Elizabeth, los caminos nunca están marcados y siempre existen posibilidades: ‘tal vez encuentre la felicidad. Puede ser que todos la encontremos’. De eso se trata.
María Castejón.

Battlestar Galactica es, como el futuro que representa, imperfecta. Plagada de mujeres que tienen que sortear más obstáculos que sus compañeros y sin embargo brillan como para alumbrar un universo.
Rebeca Suárez.

La imagen de la mujer paleolítica recolectora y cuidadora frente al hombre cazador que sale a explorar, es la proyección más necia aunque extendida de la mística de la feminidad occidental moderna. Los restos óseos de aquellas guerreras enterradas junto a sus flechas nos gritan que nada fue como nos lo han contado. Nuestras gudaris y las supervivientes en The Walking Dead, también. Porque, las mujeres que sobreviven a Lori, no serán como ella.
Itziar Ziga.

SCI-FEM: las autoras

Irati Jimenez 

Se licenció en Comunicación Audiovisual y ejerce de periodista. Publicó la biografía infantil Malcom X: Duintasunaren kolorea; ganó el premio Agustín Zubikarai por la novela breve Bat, bi, Manchester; recibió el premio Donostia Hiria con el relato Laranja azalaren negarra y la beca Igartza con la novela Nora ez dakizun hori (esta novela ha sido traducida al castellano, italiano y al ruso). Con la editorial Txalaparta también ha publicado la narración breve Atsekabe zaitut, la antología Aiztoa eta ardatza, y en castellano junto con otras autoras el ensayo Vírgenes catódicas, putas recalcitrantes.

Itziar Ziga Guindo

Fue educada en un colegio público de un barrio obrero de Rentería en los años ochenta, después en un instituto (también público) infectado por el Opus en Iruñea, se licenció en Periodismo por una universidad donde volaban las sillas por las ventanas contra los antidisturbios invitados por el rector de turno. Hija de su madre, de las calles y del feminismo; y de repente, gogó. Ha publicado los ensayos Devenir Perra, Un zulo propio (Melusina, 2009), Sexual Herria (Txalaparta, 2011) y Malditas. Una estirpe transfeminista (Txalaparta, 2014). También ha colaborado en la antología Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flujos (Txalaparta, 2013) y en Vírgenes catódicas, putas recalcitrantes (Txalaparta, 2015).  

María Castejón

Además de refugiarse en las series y en el cine cada vez que puede, es historiadora, investigadora, teórica, docente, programadora y crítica de cine en la revista Píkara Magazine. Desde hace años trabaja como freelance. He publicado un buen número de artículos sobre cine y género en libros colectivos y revistas especializadas tanto nacionales como internacionales, así como dos libros sobre historia, género y cine español: Fotogramas de género. Representación de feminidades y masculinidades en el cine español (1977-1989) (Siníndice, 2013) y Más fotogramas de género. Representación de feminidades y masculinidades en el cine español de los 90 (2015). 

Rebeca Suárez

Se crió con la tele puesta sin entender por qué no podía parar el tiempo juntando los dedos índice como Evie si ella también se sentía De otro mundo. Amante de llevar las pasiones (y las siestas) hasta sus últimas consecuencias, se mudó de su Gijón natal a Madrid para estudiar producción de cine y televisión. Diecisiete años después, aún se pasea por los rodajes de películas, series y programas rezando por tener algún día la serenidad y paz espiritual de las señoras que bajan a la calle cada mañana en bata y zapatillas de andar por casa para pasear a sus perros. Ha escrito sobre series, cine, tendencias, movimientos sociales, viajes y hasta reptilianos desde perspectiva feminista en prensa estatal.