Xabier Zubialde: "Un tercio de lo que pagamos cuando compramos un tomate es petróleo"

Un libro sobre soberanía energética, en principio, nos suena a que va a ser un “tostón”, una “chapa”, un ensayo de esos que no hay por dónde coger. Sin embargo, vemos un esfuerzo por la pedagogía en cada tema. ¿Es posible hablar de energía y de soberanía y que se entienda?

¿Podemos hablar de salud sin haber estudiado medicina? ¿Podemos hablar de educación aunque no trabajemos en una ikastola? Se puede e incluso deberíamos hablar de energía porque, igual sin darnos cuenta, determina y va a determinar todavía más el día a día en esta sociedad y en nuestras vidas, empezando sin ir más lejos por la economía, el mundo laboral, el recorte de derechos y de servicios públicos. Cuando compramos un kilo de tomate en un hipermercado, un tercio de lo que pagamos no es el tomate ni la mano de obra, es petróleo.

En la primera parte del libro haces un repaso a la situación mundial actual y afirmas que lo que estamos viviendo es el pico del petróleo y de otros materiales. ¿Cómo resumirías esta situación, el llamado pick oil/pick all?

Estamos empezando a sufrir diversas crisis geográficamente a nivel mundial y temporalmente a nivel histórico. Algunas de ellas son crisis de no retorno, es decir nunca vamos a conocer su solución. Una crisis de raíz apunta al subsuelo, es la crisis de los recursos energéticos y materiales, fundamentalmente se puede resumir como la “crisis del pico del petróleo”, consistente en que no se puede aumentar sustancialmente la cantidad de petróleo que actualmente se extrae, esto no ha ocurrido antes en la historia de la humanidad y va a determinar la limitación de eso que se llama “crecimiento económico”. La segunda crisis estructural, consecuencia de la primera, es el nivel de concentración de agentes contaminantes en la atmósfera, de ahí vienen los ya evidentes problemas de salud en determinados lugares pero sobretodo se simplifica en el llamado “cambio climático”. En resumidas cuentas, estamos entre dos crisis estructurales, una debajo nuestra con un subsuelo cada vez más vacío y otra encima nuestra con un cielo cada vez más lleno. La denominada “crisis económica” del 2008 no es más que un leve síntoma de lo que realmente no ha hecho más que empezar.

El TAV, las centrales (declaradas ya ilegales) de Castejón, el canal de Navarra, fracking… la siguiente parte del trabajo está repleta de ejemplos cercanos y concretos. ¿Todos ellos nos deben llevar a pensar que estamos en la misma situación que cualquier otro país del llamado Primer Mundo?

En parte si y en parte no. Desde luego el nivel de consumismo y derroche que “disfrutamos” en esta sociedad de consumo puede ser común denominador junto con otras sociedades del denominado mundo “desarrollado”. Sin embargo esto no es sinónimo de que nos encontremos en “la misma situación”. Sin entrar en demasiados detalles, por ejemplo Rusia extrae mucho más petróleo y gas natural del que consume por lo tanto lo vende y exporta a otras latitudes como Euskal Herria, donde compramos en el exterior del orden del 80% de la energía que consumimos. Evidentemente ambas circunstancias son claramente distintas. O por ejemplo aquí se quiere implantar el modelo del Tren de Altas Prestaciones (TAV) que soluciona bien poco la realidad del día a día de la gente y va a tener una gran hipoteca para el futuro, por un lado la devolución del dinero gastado y por otro lado un alto coste de mantenimiento. Sin embargo hay países como Alemania o Suiza que tienen implantados modelos de transporte ferroviario públicos, cercanos y útiles para el día a día, de baja inversión y bajo mantenimiento. Estamos una vez más, ante circunstancias claramente diferentes.

¿Estamos bien posicionados para arrancar hacia un proceso de soberanía energética plena?

Quizás la mayor dificultad es la psicológica, la falta de flexibilidad, estar dispuestas a cambiar este modelo social con todo lo que esto implica de cambios también a nivel personal. Sin embargo, desde el punto de vista tecnológico y de las ideas, opino que sí estamos mejor preparadas. Nos falta un empujón de formación, sensibilización y sobretodo cultura.

Pero has querido ir más allá de la mera descripción, del mero diagnóstico, y la mitad del libro la dedicas a cuestiones más prácticas, a ideas para municipios, comunidades…

Sin salir de Euskal Herria hay múltiples y diversas iniciativas puestas en marcha. La clave es el conocimiento, saber qué se está desarrollando en cada rincón de este país, visualizar todas las iniciativas en conjunto, ponerles orden de prioridad y plantearlas paso a paso, sin agobiarnos pero sin parar, igual que subimos a la cima de un monte.

Las soluciones sostenibles vienen desde abajo, no solo de expertos/as y de gobiernos, las soluciones también están en manos de cada persona, de cada organización, de cada barrio o de cada ayuntamiento… hay muchas soluciones locales y de pequeña escala que no van a venir de arriba.

¿Por qué deberíamos leer este libro, qué nos va a aportar a nivel personal, o qué has querido que aportara? ¿Por dónde empezamos?

Este libro espero que sea útil para entender la denominada crisis económica que empezó en 2008 y que quizás tenga su segunda sacudida en 2017/2018 y que ocultan lo que realmente es importante entender: Que esta crisis no va a terminar nunca. A partir de ahí, es fundamental interiorizar el conocimiento para organizarnos a nivel personal en nuestras propias vidas pero organizarnos igualmente a nivel colectivo. Estas denominadas “crisis económicas”, en las sociedades consumistas como pudiera ser Euskal Herria, van a traer el “sálvese quien pueda” que se reflejará en forma de tensión, entre nosotros/as y contra ellos/as, en otros lugares traerán muros, traerán más patriarcado, más racismo y porque no, pueden traer gobernantes que personifiquen todos estos valores violentos.