Zapatos en la arena: mágicas criaturas de un tiempo pasado que pudo ser
Pensado para penetrar por los sentidos y emocionar, este libro-objeto pretende esbozar desde el presente un tiempo pasado en el que todo estaba por descubrir. El universo nacido de la imaginación y del pincel del artista Rober Garay encuentra voz en la novela de Fernando Palazuelos Zapatos en la arena, creando una obra única en su especie. Nos sumergimos en ella charlando con los autores.
Esta obra con olor a conserva y salitre es un bosquejo de una época que pudo ser. Del mismo modo en que la extinta Balaena Biscayensis realizaba sus migraciones por nuestro litoral, pudieron hacerlo celacantos, ninfas, tritones o quimeras. Y, al igual que la codicia humana extinguió nuestro cetáceo nacional, pudo haber exterminado todas esas mágicas criaturas.
En pocas palabras, ¿cómo definiríais este trabajo?
Rober: Se trata de una propuesta sobre un tiempo pasado que pudo ser. Un reflejo de una época en la que todo estaba por descubrir, y al mismo tiempo una crítica a la reacción humana ante el descubrimiento de lo mágico.
Fernando: Yo lo veo como un peculiar pack de creación, un proyecto multidisciplinar. Incluye una novela, un hermoso catálogo gráfico, una exposición alucinante, un cortometraje, un segundo libro gráfico sobre tritones (que recomiendo efusivamente) y algunas cuantas cosas más.
¿De dónde viene este universo, de la libreta de Rober o de la pluma de Fernando?
F: De Rober, alma mater de la idea. Él lo explica...
R: Siempre me interesó el mundo de las criaturas intuidas, lo sugerido pero no mostrado, lo críptico. Cuando se convocó la muestra Zabalbegi–Urdaibaiarte On presenté un dossier sobre mi intención de crear un peculiar universo, un mundo críptido de peces y seres reales e inventados. En un principio me costó centrarme: el mundo que estaba construyendo crecía exponencialmente a medida que desataba mi imaginación. A veces me parecía inabarcable. Enfoqué mi instalación en tres líneas: una gráfica, generando una hemeroteca de páginas de prensa antiguas que dieran verosimilitud a todo el concepto, mapas, carátulas de latas, cartas marinas y esquemas de despiece; otra escenográfica, recreando un antiguo despacho de una conservera en el que el tiempo se detuvo; y una tercera línea de extraños objetos que acompañaron a aquellos hombres, fetiches y reliquias expuestos en vitrinas, etiquetados rigurosamente con micro-relatos explicativos. Los sonidos rancios y antiguos de una vieja radio, los objetos de la mesa del gerente y los aromas que fluían de un pequeño altar pagano de culto a la pesca del tritón, provocaban un recorrido a través de los sentidos: vista, tacto, oído, olfato... Los planetas se alinearon cuando, avanzado ya el proyecto, me informaron de que la exposición tendría lugar precisamente en la fábrica de conservas abandonada de Ormaza. Esa conjunción cósmica quizás estimuló una nueva conexión; cuando un amigo escritor se ofreció a crear un libro a medida de mi sueño.
¿Sobrevivirían la novela Zapatos en la arena y el Dossier Coelacanthus Biscayensis por separado?
F: Sin duda, pero asociados en un proyecto conjunto alcanzan una potencia mayor. Juntos despliegan mejor sus tentáculos y sus cantos de sirena. Los vestigios, las leyendas y los mitos cautivarán al lector. Es un libro pensado para entrar por los sentidos y para emocionar. Recomendamos además visitar la exposición, porque la inmersión en este universo será aún mayor. En resumen, nuestra idea es ofrecer al lector un libro-objeto, una verdadera delicatesen. Avisamos: es un libro difícil de prestar. Cualquiera en su sano juicio guardará celosamente su ejemplar entre sus volúmenes más preciados y comprará otro para regalar a ese amigo lector que se lo pide con tanta ansia... Bromas aparte, la idea era crear un libro hermoso que muestre algunas cuestiones sorprendentes de la costa vasca.
Celacantos, narvales, nereidas, tritones... ¿de dónde han surgido estos seres? ¿Han existido en alguna mitología, vasca o ajena, o solo en la calenturienta mente de Rober?
R: El proyecto plantea que hubo un día en que se pescaron celacantos en el Golfo de Bizkaia. Al igual que la extinta Balaena Biscayensis realizaba sus recorridos migratorios por nuestro litoral, hasta que fue exterminada, juego con la idea de que al celacanto le ocurrió lo mismo. Al considerarse un animal fósil hasta la captura de los primeros celacantos vivos en los albores del siglo XX, este relicto aparece en mi relato junto a otros seres marinos reales de los que se conoce muy poco, como quimeras o narvales. Luego entra en escena la mitología, con criaturas como nereidas, ninfas o tritones. Todo lo que el hombre se va encontrando en el mundo lo trata como material de consumo, cosas, animales, hadas y duendes. Ahí está la crítica que subyace en el fondo del proyecto. Tras un primer periodo de sorpresa, el ser humano da paso a la codicia, se pone manos a la obra para sacar rendimiento y provecho de las criaturas que descubre, sean animales o ángeles. Tratado todo este conjunto de seres y situaciones con el mismo rigor, y aportando pruebas documentales por igual, procuro desdibujar la línea que separa la realidad de la ficción. Pretendo que el umbral que separa lo creíble de lo imposible sea muy ancho. En este espacio en el que el espectador duda y se queda perplejo es donde nosotros disfrutamos como autores.
Uno de los principales puntos de contacto entre Zapatos en la arena y el Dossier Coelacanthus Biscayensis es la referencia a la antigua industria conservera de estos seres. Tu trabajo, Fernando, ¿no es en cierta medida un regreso a un pasado industrial desde una atmósfera, digamos, pos-tindustrial?
F: Si me sentí atraído por el universo gráfico de Garay es porque de algún modo mi mente estaba predispuesta. Desde hace años me atrae la arqueología industrial (no hay más que echar un vistazo a mi novela Pura chatarra). De modo que le propuse a Rober crear una historia que penetrara en las penumbras del pasado, un texto en el que el presente oliera a salitre y humedad de principios de siglo XX. No es fortuito que en el libro y en la expo el lector-espectador se encuentre con una antigua factoría pesquera detenida en el tiempo.
Maravilloso libro que parte de una premisa argumental muy curiosa y dotado de una galería gráfica apabullante con una verosimilitud asombrosa. Un libro-objeto, una obra de arte (Pompas de papel, EITB).
Un bello libro, (…) desde luego mucho más que un libro-objeto, cuya lectura resulta tan gratificante como el tiempo que su protagonista pasa en el litoral. Un libro mágico, de verdad (Noticias de Navarra).
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