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Memorias del Condado de Hecate
La polémica obra censurada durante una década que inspiró a John Cheever y a John Updike.
«He leído tu libro Memorias del condado de Hecate en un soplo. Hay muchísimas cosas maravillosas en él».
Vladimir Nabokov
En el condado de Hecate, el delirio se sirve a la hora del cóctel. Los personajes de estos relatos se entrecruzan mientras deambulan por los suburbios en busca de amor y sexo, para hallar un rincón donde combatir el tedio y saciar sus vicios. Pero en ese territorio ficticio que refleja la cara oculta de la sociedad norteamericana de los años treinta, los deseos no siempre se cumplen y los demonios campan a sus anchas.
Publicada originalmente en 1946, esta es la obra más polémica de Edmund Wilson. Pese a cosechar gran éxito, el libro fue censurado de manera implacable por contener escenas de carácter sexual demasiado explícitas para la época. No sería hasta una década más tarde cuando lograría ver la luz de nuevo, en una versión revisada por el propio autor, que ya contaba con una sólida trayectoria como uno de los ensayistas y críticos literarios más respetados en Estados Unidos.
Memorias del condado de Hecate es una obra pionera en su estilo y que se eleva por encima de cualquier controversia. Estos relatos dan a conocer a un maestro de la literatura que, con una voz impertinente y precisa, sirvió de referente para autores de la talla de John Cheever o John Updike.
Críticas:
«Escribo solo para Edmund Wilson».
Ernest Hemingway
«Hay un verdadero olor a infierno en el condado de Hecate: en los techos bajos y la lencería barata del idilio sexual, en la ropa y las neurosis de los copuladores [...]. Después de 1946, los condados de Hecate se extenderían y multiplicarían y asentarían el nuevo tono cultural. El hogar suburbano reemplazaría a las calles de la ciudad como teatro de las esperanzas; la realización privada y no la justicia pública marcarían el ritmo de la búsqueda de la felicidad. Wilson lo predijo, proyectando su ficción en el candor sexual, las oscuras fantasías sardónicas y los fragmentos confesionales».
John Updike
«El diablo campa a sus anchas por los suburbios. [...] Hécate, esa diosa de tres cabezas de la magia negra, las pesadillas y el inframundo».
The New York Times
«Wilson fue, además de un crítico inteligente e implacable, un prosista de altura dotado de enormes recursos dialécticos y suasorios».
Manuel Rodríguez Rivero, El País
Xehetasunak
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