Noli me tangere: una novela "herética", "impía", "escandalosa", "antipatriótica", "subversiva" e "injuriosa"
Tras varios años de formación académica por Europa, un joven regresa a Filipinas, por entonces colonia española, y la realidad con la que se encuentra le lleva a cuestionarse si el sueño de un país más progresista puede lograrse mediante reformas pacíficas o si, por el contrario, solo cabe la insurrección armada. Noli me tangere es una apasionada historia de amor con el telón de fondo político de la represión, la tortura y el asesinato. Fue la primera gran manifestación artística de la resistencia asiática al colonialismo europeo y convirtió a José Rizal, fusilado, en guía de la revolución filipina. En este artículo analizamos algunas claves de la novela.
Dos novelas y un fusilamiento, para una insurrección
El fusilamiento de Rizal (1896), así como su Noli me tangere (1887) y la novela que fue su continuación, El filibusterismo (1891), fueron clave en la consolidación del incipiente nacionalismo tagalo. La Liga Filipina, fundada entre otros por el propio Rizal, abogaba por dejar atrás el régimen colonial e integrarse en las instituciones españolas, en una suerte de autonomía. Aunque Rizal era favorable a los medios pacíficos para la consecución de estos objetivos, la organización revolucionaria e independentista Katipunan, que tomará las armas y que será el foco de la insurrección, aprovechará sus ideas y el impacto que causó su muerte entre la población.
En la lengua culta
Noli me tangere fue escrita en español, lengua culta de la época que Rizal dominaba y utilizaba con gracia y elegancia. Sin embargo, la gran mayoría de la población de las islas utilizaba el tagalo y desconocía por completo una lengua reservada a la aristocracia, el clero y la intelectualidad. Según Leopoldo Zea, “las órdenes religiosas encargadas de mantener el orden en el archipiélago prohibían la enseñanza del español, haciendo de esta lengua un habla de amos y señores”. Paradójicamente, las obras que despertarían la conciencia filipina serían escritas en un idioma totalmente extranjero para sus gentes, seguramente, como el propio Rizal observó acertadamente, porque para comprender “los insultos y las amenazas de los guardias civiles no hay necesidad de saber español, basta comprender el lenguaje de los culatazos”. Diez años después de su independencia, nadie conocería ya en Filipinas ni la lengua de Cervantes ni los porrazos de los guardias, pero Rizal sería consagrado como héroe y sus obras traducidas.
En Madrid no, en Catalunya sí
Según María Dolores Casas, Rizal tuvo problemas económicos para imprimir los primeros ejemplares tras finalizar el libro durante su estancia en Madrid. “Sintió la desolación al ver el rechazo de la obra por parte de sus propios paisanos de la colonia filipina en Madrid en la que él había puesto tanta fe. No ocurrió así en la colonia de Barcelona donde se leía el Noli con avidez, se animaba a Rizal a seguir con su labor creativa y se le pedía constantemente que enviara más ejemplares”. Los mismos vientos independentistas arriaban las velas tagalas y catalanas.
“Cosas de las que nadie entre nosotros ha hablado”
“Noli me tangere” es una expresión latina que se cita en la Biblia y que significa literalmente “no me toques”, aunque también se suele traducir como "no te acerques a mí". En una carta dirigida a un amigo, Rizal explica el porqué del título: “El libro contiene cosas de las que nadie entre nosotros ha hablado hasta el presente; son tan delicadas que no pueden ser tocadas por ninguna persona. En lo que a mí toca, he intentado hacer lo que nadie ha querido. Yo he querido responder a las calumnias que por tantos siglos han sido amontonadas sobre nosotros y nuestro país”. O, como recuerda Joseba Zabalza en el prólogo de esta edición, Noli me tangere "es una metáfora de lo que se podía tocar o no en Filipinas, de lo que la gente callaba por ignorancia y muchas veces por miedo”. Y eso significaba hablar de la corrupción y la degradación moral extremas a las que había llegado la metrópoli en una isla en la que Rizal no veía “más que concejales, curas, alféreces y secretarios de húsares, comandantes y alguaciles”. De este modo, la Guardia Civil, sus torturas y su violencia (“La Guardia Civil tiene no más que este fin: represión del crimen por el terror y la fuerza; los males que la Guardia Civil corrige son iguales, si no menores, a los que ella continuamente causa”) y las órdenes religiosas saldrán mal paradas en la obra. Rizal supo interpretar el sordo descontento que el pueblo filipino llevaba consigo.
La novela: herética, impía, escandalosa, antipatriótica, subversiva e injuriosa
La novela fue tan controvertida que el gobernador informó a Rizal personalmente de que era considerada subversiva. Rizal intentó aplacarlo, pero las duras críticas que contenía la obra hacia la Iglesia católica hicieron que esta la considerara "herética, impía y escandalosa en el orden religioso, y antipatriótica, subversiva del orden público, injuriosa al gobierno de España y a su proceder en estas islas en el orden político". La propia institución religiosa avisó que, si circulaba libremente por el archipiélago, "causaría gravísimos daños a la fe y a la moral, amortiguaría o extinguiría el amor de esos indígenas a España y, perturbando el corazón y las pasiones de los habitantes de este país, podría ocasionar días más tristes para la Madre Patria".
Noli me tangere y El filibusterismo serían censuradas y vetadas en todo el archipiélago. Sin embargo, como suele suceder en estos casos, ejemplares del libro comenzarían a circular de contrabando, aumentando a su vez la fama y la simpatía hacia un Rizal que, a pesar de sufrir cuatro años de estricto confinamiento, siguió creyendo en la reforma autonomista del Reino de España y en Dios, pero que había perdido ya la fe en las instituciones políticas y religiosas que administraban la tierra y el cielo.
El autor: espía, agente de Bismarck, protestante, masón, hechicero y alma maldita
Empezaría entonces la persecución de las órdenes religiosas hacia Rizal. Esto es lo que confesaría, por carta, a un amigo: “Mi libro hizo mucho ruido, por todas partes me preguntan acerca de él. Quisieron excomulgarme debido a él... Soy considerado alemán, espía, un agente de Bismarck, dicen que soy un protestante, masón, hechicero, un alma maldita. Se susurra que deseo montar planes, que tengo un pasaporte extranjero y que vago a través de las calles por la noche”.
Como nos recuerda el historiador Iñaki Egaña, en el proceso en el que sería condenado a la pena capital, “fue acusado de rebelión, sedición y asociación ilícita. El juicio contra Rizal es la expresión de la identidad española. El fiscal recitó argumentos que podrían ser exportados a 2018: ‘Nadie puede rebelarse en conciencia contra la autoridad legítimamente constituida’. La conciencia no tiene valor frente a la legalidad, que debe ser respetada aunque sea injusta”.
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