Euskal Herria: entre el Big Bang y el Antropoceno

Los últimos descubrimientos científicos, llevados a cabo gracias a los avances en los análisis genéticos, han puesto patas arriba todo lo que creíamos conocer sobre nuestros antepasados más lejanos. Como si fueran fichas de dominó, las diferentes concepciones que hemos ido construyendo sobre nuestro pasado han caído una tras otra. Ahora, esas mismas piezas que el historiador Iñaki Egaña había ido poniendo sobre el tablero en toda su extensa obra, son ensambladas de nuevo magistralmente para completar una crónica original y novedosa en la que desfilan por un mismo camino grandes hechos históricos y pequeñas pero insólitas noticias de nuestros paisanos y paisanas: la historia de la humanidad y la historia vasca. Un viaje relatado desde una perspectiva de clase, nacional y universal, con inicio en el Big Bang y final en el Antropoceno, que nos hará preguntas y nos ofrecerá respuestas sobre lo que somos, lo que fuimos y sobre lo que, tal vez, seremos.

El autor

Iñaki Egaña es colaborador habitual en diversos medios de comunicación escritos, en euskera y en castellano, es un prolífico autor con más de 30 libros editados, la mayoría ensayos, aunque también novelas y trabajos infantiles, muchos de ellos en Txalaparta. Es presidente de la fundación Euskal Memoria, y ha destacado por su labor en la recuperación de miles de desaparecidos de la Guerra Civil, así como en sus investigaciones sobre el franquismo, pioneras en ese campo.

Una apasionante crónica de lo que somos y de lo que fuimos, en la que Iñaki Egaña, apoyado en los últimos descubrimientos científicos, ensambla de manera magistral la historia de la humanidad y la historia vasca.

Una aportación vasca a la crónica universal

Aquellos primeros homínidos que salieron de África y llegaron a Anatolia vagaron hacia oriente hasta que, cuando el clima lo permitió, cambiaron de rumbo. Un grupo se quedó aislado al borde del Cantábrico durante la última glaciación. Un lugar que otras especies de homínidos ya habían colonizado con anterioridad, el neandertal, quizás el erectus. Cuando las nieves perpetuas abandonaron el Pirineo, Aralar y Urbasa, los sapiens se multiplicaron por el continente. Y los que siguieron en el mismo hábitat recibieron nuevamente una oleada migrante con la que conformaron esa comunidad que ha llegado hasta nuestros días, con una lengua singular, el euskara, y un nombre con el que se le conoce en el planeta, Euskal Herria.

Vascos que entraron en la historia y que hicieron de su cohesión un elemento central para llevarlos hasta el siglo XXI, contaminados por guerras, conflictos de clase, invasiones y migraciones. La lucha por la supervivencia ha sido un hecho universal. Hoy, en la era de la globalización, la historia vasca, como otras, no puede ser descrita como si se tratara de una particularidad. Y eso sucede, asimismo, cuando nos referimos a la humanidad en cualquiera de sus expresiones locales.

Con estos mimbres argumentales y con un buen puñado de criterios similares para abordar el trabajo, he intentado hacer un ejercicio reflexivo, partiendo del hecho de que algunas de las notas aquí relatadas serán superadas por nuevos descubrimientos científicos. En esta composición omito multitud de detalles bibliográficos, por no entretener al lector. Evito las notas a pie de página por similares razones. Y descubro que algunas de las referencias más actuales sobre la historia de Euskal Herria están tomadas del libro que actualicé y reeditó Txalaparta hace bien poco con el título de Nuevo diccionario histórico-político de Euskal Herria. Y, como es obvio, algunas de las fuentes para este trabajo tienen su origen en otras obras que vieron la luz anteriormente.

Con estas minúsculas excepciones, el resto es una aportación a esa crónica universal que escribimos y reescribimos cada día. Haciendo vida, comunidad, hacemos historia. ¿Hasta cuándo? Este es el gran dilema: si seremos capaces de sobrevivirnos. De cualquiera de las maneras, acertemos o no, el planeta seguirá su curso vital, la estrella que nos cobija mantendrá su brillo hasta que, por razones de edad, agote su combustible nuclear y estalle. Y su explosión servirá para que una nueva vida se abra paso en otro punto de la galaxia, del universo.

Iñaki Egaña, en el prólogo