John Reed en la Primera Guerra Mundial: crónicas desde el frente oriental
Tras el inolvidable México insurgente, en su segundo gran libro John Reed se sumerge en la Primera Guerra Mundial y nos narra su estancia en el frente oriental. Entre abril y octubre de 1915, recorre Salónica, Constantinopla, Serbia, Rumanía y Rusia, descubriendo en cada uno de los pueblos la respuesta instintiva de resistencia y supervivencia de sus habitantes, que viven entre la angustia y la incertidumbre ante la invasión y la guerra. Conversaciones en los cafés, encuentros en los bazares y mercados, ciudades en ruinas, trincheras y bailes... Todo pasa a la libreta de este corresponsal estadounidense, que nos ofrece en La guerra en Europa Oriental un hermoso reportaje repleto de historias personales y de emociones, siguiendo el estilo más clásico de los libros de viaje.
John Reed escribió este libro a partir del reportaje periodístico que realizó, en compañía del dibujante Michael Robinson, en el frente oriental de la Primera Guerra Mundial. Antes de esta corresponsalía en los Balcanes había estado en el frente europeo, incluidas trincheras alemanas. La experiencia fue en todos los aspectos bastante deprimente y no le encontró sentido alguno a aquella guerra más allá de constituir un auténtico negocio de la muerte.
Al emprender este segundo reportaje, el posicionamiento personal contra la contienda era inequívoco y no lo ocultaba; más bien al contrario, ya que se trataba de una postura de activista radical contra la misma. En su país se alineó con las minorías antiintervencionistas, lo cual le acarreó los primeros distanciamientos personales. En la época en que Reed estuvo en el frente oriental, los Estados Unidos aún se mantenían neutrales.
El libro tiene el formato del clásico libro de viajes. Comprometido como estaba contra la guerra, el corresponsal no necesita exponer a cada paso sus análisis. Le basta con ir recreando lo que ve y experimenta en carne propia. Conversaciones, encuentros con los naturales en los bazares, cafés y mercados; pueblos en ruinas donde deambulan sus habitantes; trenes, fosas comunes donde sobresalen miembros humanos descompuestos; trincheras y soldados; y también, fiestas y bailes; todo pasa a la libreta de apuntes. Él mismo confesará que su objetivo en el reportaje periodístico es el de hacer surgir sensaciones en el lector, más que el de describir hechos y situaciones concretas.
El recorrido viajero se inicia en el puerto griego de Salónica. Desde el principio John Reed busca a las personas. Habla, regatea, come y bebe con ellas. A pesar de la guerra, la vida sigue su curso y es ahí donde mejor puede nutrirse del material humano con que escribir después los artículos sobre la guerra.
Los serbios le sorprendieron con su hospitalidad y con su gusto por la danza y el canto. Un pueblo capaz de seguir riendo en medio del desastre y del dolor. De ellos también percibió el impulso imperialista y vaticinó que el mismo le llevaría a graves conflictos con sus vecinos.
Recorrió Serbia y también Rumania, Rusia, la región turca de los Dardanelos y, finalmente, una corta incursión por Bulgaria. El regreso a los Estados Unidos coincidió en fechas con la cruenta invasión de Serbia por parte de alemanes, austriacos y búlgaros.
La lectura del libro desprende el temor de John Reed al constatar cómo han calado en los pueblos los sentimientos imperialistas. Sólo en Rusia vislumbró alguna esperanza. Lo hizo dejando una pregunta en el aire: "¿Hay un fuego poderoso y destructor que opera en las entrañas de Rusia?". Faltaba poco más de un año para los Diez días que estremecieron al mundo.
John Reed
(Portland, 1887-Moscú, 1920). Nació en el Estado de Oregón, en el seno de una familia acomodada, lo que le permitió realizar sus estudios en la prestigiosa Universidad de Harvard. Fue colaborador y director de diversos diarios y revistas. Fue considerado uno de los periodistas mejor retribuidos de su época. Cronista de guerra y de los sucesos protagonizados por el movimiento obrero estadounidense e internacional, fue objeto de juicios y fue encarcelado en diferentes ocasiones y países. Testigo directo de la Revolución mexicana de 1910 (sobre la que escribió su mítico México insurgente), de la guerra de los Balcanes (La guerra en Europa Oriental) y de la Revolución de Octubre rusa (Diez días que estremecieron al mundo), entre otras, sus obras se han convertido en clásicos ineludibles para entender la historia del siglo XX. Fundador del Partido Comunista Laboral de Estados Unidos, permanece enterrado en Moscú, frente al Kremlin, en reconocimiento de su contribución a la causa obrera y la solidaridad internacionalista.
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