30 años de censura y persecución editorial: batallas por la libertad de expresión en Txalaparta
Hemos de confesar que, con cierta inocencia, el cierre del ciclo armado nos hizo pensar que tal vez podríamos empezar a editar con cierta libertad o, por lo menos, sin que todos nuestros libros de la colección Orreaga tuvieran que pasar por el abogado. Salta a la vista que no; es evidente que España es igual de fiera en la guerra que en la paz formal, que para ella siempre es guerra. Siempre hay una nueva batalla que dar y la actual es la del relato. La batalla por sostener que la dictadura terminó, hubo una transición ejemplar y que lo único persistente desde 1958 es el “bandidaje y terrorismo”.
“Ya sea por ley o por intimidación, España se ha convertido en un país donde los riesgos de libertad expresión han aumentado silenciosamente en los últimos años”. Así reza el artículo de Raphael Minder publicado recientemente en The New York Times. El periodista estadounidense hace un somero repaso a la actualidad de las últimas semanas y no le faltan datos para afirmarlo: la condena a tres años y medio de cárcel al rapero Valtonyc, la suspensión de la distribución del libro Fariña, la retirada de la obra del artista Santiago Sierra Presos políticos en la España contemporánea de ARCO… Desgraciadamente, no faltan ejemplos y, en nuestro ámbito, hemos de añadir dos casos más: el despido forzado por la Guardia Civil de Patxi Zamora, coautor del libro El banquete: Expolio y desaparición de la CAN, y la censura a la emisión de una cuña radiofónica para promocionar el libro El desarme, la vía vasca por parte de la radiotelevisión pública vasca (EiTB).
Angela Davis recordó en su reciente visita a la Barcelona post 1-O que “España tiene una larguísima historia de represión” y es que, realmente es imposible acostumbrarse a ese estado que siempre se está, en palabras de José Bergamín, “guardiacivilizando”. Aun así, es sin duda más triste y desesperanzador ver cómo desde la radiotelevisión pública vasca se rinde una imaginada pleitesía a las tesis más inmovilistas surgidas de las brumas franquistas, en detrimento de la libertad de expresión e información de la sociedad vasca -y española también-.
Como dice el premio Nobel de literatura sudafricano John Maxwell Coetzee en su libro Contra la censura, “el censor actúa, o cree que actúa, en interés de la comunidad. En la práctica es frecuente que exprese la indignación de la comunidad o que imagine dicha indignación y la exprese; en ocasiones imagina tanto la comunidad como la indignación de esta”.
Hemos echado la vista atrás y nos hemos encontrado con una larga cadena de censura y persecución editorial de la que os dejamos una pequeña muestra en este artículo. Está claro que hemos librado muchas batallas por la libertad de expresión pero que todavía nos quedan muchas más. No dudéis que tenemos determinación para hacerlo y que con vuestra ayuda lo haremos también en el futuro. No habrá mejor manera que recordárselo a los censores con las hermosas palabras de Cervantes -que dicen amar sin haber leído- con las que el Che se despidió de su familia: “Otra vez sentimos bajo nuestros talones el costillar de Rocinante, volvemos al camino con la adarga al brazo”.
La red Galindo, inaceptable para El País
En 1993, el libro La red Galindo de Pepe Rei mostró lo que era un secreto a voces: que el general Enrique Rodríguez Galindo, punta de lanza en la lucha contra ETA, orgullo de España, era un delincuente con las manos manchadas de sangre, cal y heroína.
Txalaparta intentó sin éxito insertar publicidad pagada del libro en El País. En diciembre del 2006 aparecía en sus páginas la publicidad, pagada por Planeta, del libro Mi vida contra ETA del propio Galindo, condenado a 71 años de cárcel por el secuestro, torturas y asesinato de Lasa y Zabala, condena que nunca cumplió. Entre un guardia civil asesino como Galindo y un periodista abertzale, El País no duda.
El jesuíta no es para progres
En 1994 se vendieron en un tiempo récord 25.000 ejemplares del libro de Pepe Rei El jesuíta para sorpresa de libreros e incluso de los propios medios que silenciaron el libro. Para recordar la dimensión del fenómeno, baste decir que de Galicia nos llamó un librero para contarnos que Fraga Iribarne anduvo pidiendo el libro de su paisano Pepe Rei.
Pese a ello, en Madrid nos negaron a última hora la presentación ya anunciada en un café “progre” de la capital, porque uno de los socios amenazó con retirar sus acciones si el acto se llevaba adelante. El demócrata en cuestión resultó ser accionista del grupo PRISA, cadena que controla varios medios de comunicación nada afines a Txalaparta… y a la libertad de expresión.
Euskal Herriko kartelak, fuera de Canal 4
En 1998, Canal 4 Navarra, con todos los apoyos, ayudas y parabienes del Gobierno foral, se negó a insertar publicidad pagada de la obra Euskal Herriko kartelak, obra de referencia social, política y artística para la historia del país, realizada entre Txalaparta y Egin. No sabíamos que faltaban pocos meses para el cierre institucional del periódico pero sabíamos que todavía tendríamos que publicar muchos carteles, panfletos y libros para defender la libertad de expresión.
Garzón: La otra cara
Tres meses después de cerrar Egin, Baltasar Garzón se hacía pasar por el campeón internacional de los derechos humanos deteniendo en Londres a Pinochet por su implicación en los delitos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas ocurridos en Chile durante su dictadura. Así pues, al año siguiente, en 1999, publicamos Garzón: La otra cara, un libro en el que Pepe Rei mostraba el otro rostro de ese juez ególatra, chapucero, prevaricador e invidente ante la tortura -española, claro-. Pues bien, tras tener ya los permisos para la presentación del libro, recibimos una nota del local en el que íbamos a llevarla a cabo diciendo que “por motivos ajenos a nuestra voluntad no podemos prestarles el local para presentar el libro”. Al final lo presentamos en los locales del Club de Amigos de la Unesco. Cuando los poderosos cierran las puertas, siempre hay amigos que abren las suyas.
Las palabras indeseables de Rui Pereira
El portugués Rui Pereira consiguió en 2003 una entrevista en exclusiva con ETA y, además, la completó con más de 30 horas de grabaciones a magistrados de la Audiencia Nacional española, principales actores del conflicto, diplomáticos, religiosos, lehendakari, observadores internacionales, víctimas de ambos lados… En octubre de ese año, el reportaje estaba anunciado en la principal cadena privada de la televisión portuguesa. Las presiones directas de la Moncloa suspendieron la emisión, y las mismas presiones continuaron en otras televisiones, incluidas las vascas. El boicot fue total. La agencia Efe fue más allá y envió un teletipo a los medios diciendo que Rui era un “claro simpatizante de la banda terrorista ETA”. Lo que ya no recogieron los mismos medios fue la capitulación de Efe ante los tribunales portugueses por la que, tres años después, la agencia tuvo que retractarse, presentar disculpas públicas y pagar a Rui una indemnización económica por daños y perjuicios. Al final, su espectacular reportaje se editó, a modo de humilde desquite, en nuestra editorial, con un elocuente título: Las palabras indeseables.
Entre ceja y ceja, un libro incómodo
En noviembre de 2008, publicamos Entre ceja y ceja, la durísima novela del bilbaíno Luis Beroiz, basada en parte en su experiencia tras la detención por parte de la Ertzaintza de su hijo Andoni. En sus palabras: “Cuando llegas ante la evidencia de la tortura, hay varias opciones: callarse como un muerto, rezar, rumiar tú solo lo que te sucede, pedir perdón... o ahuyentar fantasmas y lanzarse a espolvorearlo y difundirlo. La elección es fácil”. En enero de 2009 tratamos de presentar el libro en una conocida librería de Barcelona que nos denegó el permiso “porque no es un libro cómodo”. Y efectivamente no lo era. Nunca lo es.
La Cruz y la Corona, de índole política, para UPN
En 2010, solicitamos una sala en el Palacio del Condestable de Iruñea para presentar el libro La cruz y la corona: Las dos hipotecas de la historia de España, de nuestro genial y querido Gonzalo Puente Ojea. El Ayuntamiento, en manos de UPN, nos comunicó “que la sala municipal solicitada no tiene habilitado su uso para la realización de actividades o conferencias de índole político”. Al final, conseguimos hacer la presentación de ese inmenso pensador que durante su interesante vida había sido cónsul adjunto, cónsul, cónsul general, ministro plenipotenciario, subsecretario de Asuntos Exteriores y embajador ante la Santa Sede y que, sin duda era un intelectual de “índole política”, en una Arrano elkartea abarrotada. El burdo ataque y una buena labor editorial selló una hermosa y mutua amistad con Gonzalo y su inseparable compañera Pilar.
Manual del torturador español o la Inquisición en estado puro
En diciembre de 2010 tuvimos que salir a denunciar que, tras la campaña de algunos medios como La Razón o ABC apuntando que el libro de Xabier Makazaga Manual del torturador español estaba presente en unas 30 bibliotecas públicas de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, el PP había solicitado al Gobierno vasco la retirada de los libros de las bibliotecas. Así, la alcaldesa del PSE de Basauri procedió a su retirada y el Gobierno vasco, celoso guardián de la libertad de expresión, como buen Poncio Pilatos, respondió que las bibliotecas eran competencia de los ayuntamientos y a ellos les correspondía, en su caso, la retirada o no del libro. Denunciamos la persecución a que se nos sometía; acordamos con el autor colgar el PDF del libro para lograr su máxima difusión; bibliotecarias y bibliotecarios salieron en defensa de la libertad de expresión; hicimos nuestra la protesta que el Observatorio de Derechos Humanos de Euskal Herria envió al Relator Especial sobre Libertad de Opinión y de Expresión, dependiente del Alto Comisariado de la ONU para los Derechos Humanos; y recibimos, cómo no, la solidaridad de nuestros compañeros de la Alianza Internacional de Editores Independientes.
Sexual Herria y Pornoterrorismo, la reacción neocon
En abril de 2011, Youtube nos hizo saber que “desactivaba” el vídeo de la presentación de Pornoterrorismo en Iruñea por “incumplir las normas de la comunidad”: su autora, Diana J. Torres, aparecía presentando el libro sin camiseta en los locales de Ipes.
Era nuestra primera experiencia -que no la última- con la reacción neocon en internet. En enero de 2012, Facebook nos quitó de nuestra cuenta la portada del libro de Itziar Ziga Sexual Herria porque aparecía en la misma un pecho desnudo. El siglo XXI que avanzaba nos dejaba claro que, pese a poder ver en la red torsos desnudos de hombres, ejecuciones, agresiones, matanzas de seres humanos o animales e imágenes indecentes del hambre que genera el neoliberalismo, el sistema vela firmemente por nuestra moralidad.
El desarme, la vía vasca, o la peligrosa pleitesía del PNV
En 2017 nos pusimos a trabajar junto con Gara y Mediabask para contar en euskera, castellano y francés los pormenores del desarme de ETA, un hecho crucial de la reciente historia vasca. Al tratar de anunciar el libro de Iñaki Egaña en la radio pública vasca, EiTB decidió vetarlo y proponer una versión censurada de la cuña radiofónica. La excusa: que el contenido del anuncio era político; exáctamente el mismo argumento usado por UPN para negarnos la utilización de locales municipales en 2010. Seguramente, como en aquel caso, el denominado “efecto Streisand” consiguió difundir el contenido del libro pero, como muy acertadamente recordó el editorial de Gara, “habrá quien piense que la decisión de EiTB es, ante todo, idiota, puesto que da una publicidad gratuita al libro en las redes que la difusión pagada en sus medios no lograría. Sin embargo, la censura tiene otras afecciones: normaliza la excepcionalidad, estigmatiza a quien la padece, desenfoca el objeto que se censura, provoca el miedo y la autocensura en otros. Que lo haga un medio de comunicación público es particularmente grave y peligroso”.
Iruzkinak 0 iruzkin